Libertad y salud reproductiva
La salud reproductiva se refiere al bienestar general (físico, mental y social) relacionado con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos (CIPD, 1994). En este sentido, un derecho fundamental de las y los adolescentes es la libertad reproductiva, es decir, tienen derecho a tomar decisiones libres, informadas y responsables sobre cuándo, cómo y con quién tener hijos o hijas a partir de sus valores, metas de vida y circunstancias individuales. Este derecho también implica tener acceso a información, educación y servicios de salud relacionados con la reproducción, por ejemplo: asesoramiento y suministro de métodos anticonceptivos (condones, implantes, pastillas, DIU, etc,), atención médica antes, durante y después del parto, acceso a la interrupción legal del embarazo (aborto seguro), tratamiento en casos de infertilidad, etc.
Cabe mencionar que el embarazo a temprana edad es considerado una problemática social, ya que suele ser un motivo de abandono escolar entre adolescentes y provoca que tengan menores oportunidades de conseguir un trabajo formal o bien remunerado, lo cual muchas veces reproduce situaciones de pobreza y exclusión. De ahí, la importancia de reconocer, respetar y favorecer el ejercicio de la libertad reproductiva de las personas adolescentes, brindándoles la orientación necesaria para que puedan elegir si quieren o no procrear y, en su caso, hacerlo en el momento idóneo.
Considerando todo esto, los padres, madres y personas cuidadoras encontrarán en esta cápsula información para guiar y apoyar a las y los adolescentes en la toma de decisiones sobre su cuerpo y salud reproductiva, promoviendo la prevención de embarazos a temprana edad, así como maternidades y paternidades deseadas y responsables.
Dicha información se ha organizado en una serie de preguntas y respuestas que se presentan a continuación. Para aprovechar al máximo estos contenidos se recomienda:
- Leer con atención toda la información y tomar notas;
- Tener mente abierta ante las distintas temáticas; y
- Reflexionar sobre lo aprendido junto con las y los adolescentes.
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¿Pueden las y los adolescentes tomar decisiones sobre su vida reproductiva?
La libertad reproductiva es un derecho de las personas adolescentes y significa que pueden tomar por sí mismas decisiones libres e informadas sobre su salud sexual y reproductiva. Esto incluye decidir si quieren (o no) tener hijos, cuándo tenerlos, con quién tenerlos y cuántos tener, lo cual implica que las adolescentes pueden decidir si quieren tener, continuar o interrumpir un embarazo. La libertad reproductiva también abarca el acceso a información, educación y servicios de salud relacionados con la reproducción, como métodos anticonceptivos (condón, pastillas, parches, implantes) y atención médica antes, durante y después del parto.
importante
Las y los adolescentes tienen el derecho fundamental de tomar decisiones sobre su cuerpo y vida reproductiva, sin coerción, discriminación o limitaciones impuestas por terceros, incluidos gobiernos, instituciones y sus propias familias.
Respetar la libertad reproductiva implica asegurar que las personas, sobre todo las mujeres, tengan control sobre sus propios cuerpos y vidas. Para lograrlo, es necesario dejar a un lado la idea de que la maternidad es un destino o plan de vida ideal para toda mujer y reconocer que es una opción y NO una obligación, por lo que interrumpir un embarazo es una posibilidad y una elección voluntaria.
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Las decisiones sobre mi vida reproductiva forman parte del ejercicio y goce de mi sexualidad. Como mujer u hombre joven tengo derecho a decidir, de acuerdo con mis deseos y necesidades, tener o no hijos, cuántos, cuándo y con quién. El Estado debe respetar y apoyar mis decisiones sobre mi vida reproductiva, brindándome la información y los servicios de salud que requiero, haciendo efectivo mi derecho a la confidencialidad.
¿Cómo puede usted contribuir al ejercicio de este derecho?
- Hábleles sobre lo que implica la maternidad y la paternidad, haciéndoles ver las responsabilidades que se generan.
- Acompáñeles en su toma de decisiones.
- No menosprecie sus opiniones, escuche con atención sus puntos de vista.
- Acérquese, junto con su hijo o hija, a los Servicios Amigables de Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes que hay dentro de las unidades médicas de la Secretaría de Salud. Estos espacios se han diseñado especialmente para proporcionar información, orientación, consejería, atención médica, atención psicológica y métodos anticonceptivos a mujeres y hombres de 10 a 19 años de edad.
Para saber más:
Haga clic aquí para consultar el directorio nacional de Servicios Amigables de Salud Sexual y Reproductiva para Adolescentes.
¿Cómo pueden las familias contribuir a la prevención de embarazos no planeados entre adolescentes?
Los padres, madres y personas cuidadoras pueden jugar un papel fundamental en la prevención de embarazos no planeados entre adolescentes si les brindan la información y los recursos necesarios para que puedan construir un proyecto de vida (o plan de vida) tomando decisiones conscientes, informadas y responsables sobre su futuro, incluyendo la planificación de tener (o no) hijos o hijas.
importante
Crear un proyecto o plan de vida es una oportunidad para que las y los adolescentes desarrollen sus habilidades para tomar decisiones de manera responsable, pues tienen que escoger entre diversas situaciones y evaluar los riesgos y consecuencias de cada elección para alcanzar las metas que se proponen.
La construcción de un proyecto de vida en la adolescencia es importante porque en esta etapa se comienzan a experimentar las relaciones sexo-afectivas y si las y los adolescentes evitan embarazos no planeados pueden tener mayor facilidad para continuar con sus estudios y realizar otras actividades importantes para su desarrollo personal.
La ausencia de un plan de vida puede contribuir a que las personas adolescentes experimenten el matrimonio, el embarazo y la maternidad como su único o, al menos, como su proyecto de vida central, y esto a su vez puede estimular el abandono escolar y la interrupción de su formación profesional (IPAS, 2020)
Para que las y los adolescentes puedan construir un plan de vida es necesario que cuenten con:
- Opciones de formación escolar para el camino de vida que quieran elegir. Además, las instituciones de gobierno deben ofrecerles mejores condiciones sociales para que sus planes de vida vayan más allá del embarazo.
- Educación sexual integral para que aprendan acerca del cuerpo, el placer, la intimidad, las relaciones sexuales, la reproducción, la orientación sexual y, en general, la toma responsable de decisiones sobre su vida sexual y reproductiva.
- Acceso a métodos anticonceptivos adaptados a sus necesidades y preferencias individuales. La utilización de métodos anticonceptivos de acción prolongada, como el implante hormonal o dispositivos intrauterinos, junto con el uso del condón, no solo mejora la prevención del embarazo sino que también protege contra las infecciones de transmisión sexual; sin embargo, a pesar de su alta efectividad, ningún anticonceptivo garantiza al 100% evitar un embarazo, por lo que la responsabilidad de evitar embarazos no planeados y mantener relaciones sexuales seguras no debe recaer solamente en las mujeres, debe ser una responsabilidad compartida por todas las personas involucradas, ya que la protección efectiva es fruto del compromiso mutuo.
- Apoyo familiar para que aprendan a moldear su vida de forma consciente y de acuerdo con sus valores, deseos y metas personales, cuidando de sí mismos y evitando situaciones que pongan en riesgo su bienestar físico, mental y emocional.
Los padres, madres y personas cuidadoras también deben considerar que las tradiciones y creencias sociales sobre los comportamientos, actividades y características que supuestamente deberían tener mujeres y hombres influyen en la construcción de un proyecto de vida, por ejemplo, muchas veces las adolescentes visualizan su futuro a partir de la idea de que el propósito de vida y plenitud de las mujeres “debe” ser la maternidad. Igualmente, la percepción de las y los adolescentes sobre su futuro suele ser distinta si viven en zonas con mayor desarrollo económico o en contextos marginados donde existen dificultades para acceder a la educación y la salud (en estos últimos es más frecuente que el proyecto de vida más inmediato sea el de la maternidad o paternidad temprana). Por esta razón, es crucial que las personas adolescentes puedan reflexionar sobre la relevancia de construir un proyecto de vida basado en sus intereses y deseos y no en una exigencia social o presión familiar.
Datos de interés
Un embarazo en la adolescencia se considera de alto riesgo clínico, ya que “las madres adolescentes (de 10 a 19 años) tienen mayor riesgo de eclampsia, endometritis puerperal e infecciones sistémicas que las mujeres de 20 a 24 años; además, los bebés de madres adolescentes tienen un mayor riesgo de padecer bajo peso al nacer, nacimiento prematuro y afección neonatal grave” (Organización Mundial de la Salud, 2022).
¿Cómo deben actuar las familias cuando se enteran de un embarazo adolescente?
En general, la vida de cualquier mujer (y, de diferente modo, también la de un hombre) cambia ante la presencia de un embarazo. Sin embargo, cuando se trata de adolescentes, el embarazo incide de manera trascendental en sus vidas y casi siempre es visto por sus madres, padres o personas cuidadoras como un problema que trae consigo nuevas preocupaciones por la atención que necesitará la adolescente durante todo el embarazo y la posterior manutención y crianza de la o el bebé.
Enfrentar un embarazo puede ser un desafío tanto para las y los adolescentes como para sus madres, padres y personas cuidadoras. En todos los casos lo más recomendable es abordar esta situación desde una perspectiva de afecto y apoyo donde haya:
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Comunicación abierta y respetuosa:
Inicie una conversación franca con la o el adolescente para entender sus sentimientos, preocupaciones y necesidades, escuchando sus experiencias atentamente sin juzgarlas, ofreciendo apoyo emocional y haciéndole sentir que puede hablar sin temor.
Acceso a información precisa:
Brinde información clara basada en evidencia científica sobre el embarazo y la salud reproductiva. Una manera de asegurar que la información consultada sea veraz y confiable es visitar páginas de instituciones gubernamentales, universidades y organizaciones de la sociedad civil reconocidas.
Decisiones libres de prejuicios:
Asegúrese de que la adolescente embarazada pueda tomar decisiones sin verse presionada por las creencias sociales acerca de que “toda mujer debe ser madre”. No siga ni fomente condenas morales de la sociedad.
Respeto a las decisiones de las mujeres adolescentes:
Reconozca que cada mujer adolescente tiene derecho a tomar decisiones sobre su propio cuerpo y futuro. Esto incluye la decisión de continuar o interrumpir un embarazo, de acuerdo con las leyes locales y sus propios valores y creencias.
Atención médica:
Acompañe a la adolescente embarazada a una consulta médica para conocer su estado de salud y obtener información sobre los servicios de atención especializada que hay disponibles para continuar o interrumpir el embarazo (según la opción que haya elegido la adolescente). Asegúrese de que ella sepa que tiene derecho a recibir un trato digno y respetuoso por parte del personal de salud antes, durante y después del parto y que sus datos personales deben ser tratados de forma confidencial.
Apoyo emocional y psicológico:
El embarazo adolescente puede ser emocionalmente desafiante, por lo que el respaldo incondicional que usted y su familia brinden es crucial para el bienestar de la o el adolescente que está bajo su cuidado. Además, el acompañamiento psicológico profesional puede ser una opción para que la adolescente embarazada tome decisiones sobre su futuro con mayor claridad, confianza y bienestar emocional.
Planificación a futuro:
Ayude a su adolescente a pensar en cómo puede seguir persiguiendo sus metas personales y educativas, incluso si decide tener un hijo o hija (en este caso, podrían explorar opciones como programas de apoyo para madres y padres jóvenes).
Red de apoyo:
Busque apoyo en amistades, familiares e instituciones, donde usted y su adolescente puedan recibir orientación sin prejuicios sociales o religiosos y contar con recursos adicionales (por ejemplo, talleres de lactancia materna, servicios de guardería y estimulación temprana para bebés si la adolescente decide continuar con el embarazo).
Además, es crucial reconocer que el embarazo no siempre proviene de actos sexuales voluntarios; en muchos casos, es resultado de violencia sexual, incluyendo violación o matrimonios forzados, lo cual afecta gravemente la salud física, emocional y mental de las adolescentes.
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Yo soy Germán y tengo una hija de 13 años. Mi esposa Liz y yo acabamos de recibir una noticia, que es algo que jamás piensas que te podría pasar. Mi hija, Ana Luisa, es una niña muy responsable, muy dedicada a la escuela, quiere ser abogada. Hace una semana mi esposa Liz me dijo que veía rara a mi hija, porque ya no comía y a veces se quedaba pensativa… como ida. Comenzó a decir que ya no quería ir a la escuela y cuando le preguntaba la razón me decía “pues porque soy tonta y nunca se me va a quitar”. Al principio pensé que era algo normal de la adolescencia, que seguramente era flojera o berrinche, como mis hijos mayores.
Un día, mi esposa Liz me dijo muy clarito: “yo creo que la niña está embarazada”. Al principio sentí mucho miedo y luego, no sé por qué, pero me enojé muchísimo.
Un día entré al cuarto de mi hija, porque mi esposa gritaba y Ana Luisa lloraba sin decir nada. Mi esposa me dijo “¿Ya ves? Te lo dije, te dije que estaba embarazada, me lo acaba de decir”. Yo no supe que hacer. Me quedé paralizado. Tuve muchas ganas de ponerme a llorar, pero las lágrimas no me salían. Me fui con mis amigos a tomar unas cervezas. Como dicen por ahí, a ahogar las penas.
Y Al otro día, mi esposa Liz me contó lo que pasó: “La violaron, Germán, la violaron. Una tarde que regresaba de la escuela, un hombre la jaló por un brazo y la metió a la fuerza en un coche. Ella por el miedo no supo que hacer, trató de defenderse, pero no pudo. Y ahora está embarazada. Ella no dijo nada porque tenía mucho miedo. La amenazaron con lastimar a su familia si se atrevía a hablar”.
Tengo mucho enojo por no haber estado más al pendiente de ella. Quisiera matar al tipo que le hizo esto. Pero ya es imposible saber quién fue, o eso me dijeron en el Ministerio Público. El día que mi esposa Liz entró con ella, y yo esperé a que salieran del consultorio, el médico dijo que tiene dos meses de embarazo y hay que practicarle estudios en un mes más, para saber si hubo contagio de alguna infección de transmisión sexual.
También me dijo que por tener menos de 12 semanas y por ser producto de una violación, existe la posibilidad de interrumpir el embarazo de manera legal. Al principio le dije que no, que estaba loco. Pero ahora que lo pienso bien, no sé qué será lo mejor. Siento que ya fallé como padre. Ahora que está embarazada ¿qué puedo hacer?, ¿cómo le hago?
¿Qué opina sobre el caso?
La hija de Germán vivió una violación sexual por parte de un desconocido. Germán siempre supo que su hija era una joven responsable, por eso no sospechaba de un embarazo cuando vio cambios en el comportamiento de su hija. Sin embargo, por la violación, su hija está embarazada. Como ella tenía mucho miedo, no le dijo nada a nadie. Él se siente muy mal y quiere ayudar a su hija a superar lo que le ha pasado, pero no sabe qué debió hacer o qué hará en el futuro.
Seleccione la respuesta que crea conveniente.
- Haberla buscado a la salida de la escuela, para que no le pasara nada. La calle es muy insegura.
- No dejarle toda la carga a la mamá. Él también debió de quitarse la pena y acercarse a su hija para preguntarle qué estaba sucediendo.
- Hablar con su hija para enseñarle cómo darse cuenta de situaciones peligrosas y qué hacer si alguien la agredía.
- Nada. En estos casos no se puede hacer nada.
Aunque estar al pendiente de nuestras hijas cuando tienen que salir a la calle es algo muy positivo, lamentablemente no es suficiente. Las agresiones no ocurren solamente por parte de desconocidos y en la vía pública; las jovencitas pueden recibir abuso u hostigamiento por parte de personas que conocen y en ambientes familiares, como la escuela o su hogar. Es importante que nuestras hijas conozcan señales de alerta, tanto en la calle como en los ambientes donde se desenvuelven y que en el caso de que sufran una agresión, se sientan con la confianza de hablarlo y recibir atención urgente. También crear redes de prevención y apoyo en nuestras colonias y comunidades y con las autoridades del lugar en que vivimos para cuidarnos entre todas y todos.
El hecho de que los padres se acerquen a hablar con sus hijas es algo muy positivo. Cuando los varones se involucran más en la crianza de sus hijas e hijos se obtienen muchos beneficios para los diferentes miembros de la familia. Sin embargo, para ellos no es fácil, hay muchas ideas y formas de educar que no permiten que los padres se acerquen. Es importante que conozcamos estas ideas y construyamos formas diferentes de pensar la paternidad. Si Germán hubiera tenido más confianza con su hija, tal vez ella hubiera hablado sobre lo que le pasó más pronto y hubiera recibido una atención adecuada.
Enseñarles a nuestras hijas como cuidarse cuando tienen que salir a la calle es algo muy positivo y les ayuda a enfrentar situaciones conflictivas, así como enseñarles también que hacer cuando alguien que conocen las molesta o las violenta. Las agresiones sexuales no ocurren solamente por parte de desconocidos y en la vía pública; las jovencitas pueden recibir abuso u hostigamiento en ambientes familiares, como la escuela o su hogar. Es importante que nuestras hijas conozcan señales de alerta, tanto en la calle como en los ambientes donde se desenvuelven y que en el caso de que sufran una agresión, se sientan con la confianza de hablarlo y recibir atención urgente.
Muchas ocasiones este tipo de situaciones nos hacen sentir desesperanza o que las cosas van muy mal. Sin embargo, siempre se puede hacer algo. Si bien no podemos evitar que las agresiones sexuales ocurran de un día al otro, podemos comenzar con un cambio pequeño pero significativo. Prevenir este tipo de situaciones es más fácil si trabajamos en conjunto, si prestamos atención a señales de alerta, si no guardamos silencio cuando vemos a alguien que molesta a una jovencita, si enseñamos a los varones que “no es no” y que deben de respetar el cuerpo de las mujeres. Por otro lado, también la atención oportuna de las víctimas de agresión sexual también previene que se generen otras situaciones en un futuro. Ello aunado a la cultura de la denuncia que debemos tener el valor de construir, puede ayudar a reducir este grave problema que es la violación.
¿Qué fue lo que hizo Germán?
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Germán reconoció que no podía seguir “haciéndose el fuerte” y buscó apoyo con una especialista que le ayudó a hablar de lo que le estaba pasando.
Le explicó que para su hija lo más importante es sentirse respaldada y que con el apoyo adecuado podrá superar lo que le ocurrió.
Germán se dio cuenta de que era necesario estar en mayor comunicación con Ana Luisa y así lo hizo, tratando de demostrar su afecto; aunque al comienzo le costó trabajo, se dio cuenta de que le hacía mucho bien a él y a su hija.
Se dio cuenta también de que si su consumo de alcohol había generado problemas con su familia era importante resolverlo. Situaciones como la que vivieron no siempre es posible prevenirlas, pero la confianza en la familia hace que las cosas se sepan a tiempo.
Germán, con la “cabeza más fría” le dijo a su mujer que él no podía tomar la decisión de interrumpir o no el embarazo, que esa decisión era de su hija y que la tenía que respetar. Su esposa estuvo de acuerdo y ha permitido que las consejeras de una asociación civil acompañen a su hija en el proceso. El hermano de Ana Luisa no se ha separado de ella, pero al no saber qué decir, le ha expresado su afecto y su apoyo con un fuerte abrazo.
En casos de violación, las niñas y adolescentes tienen derecho a la interrupción legal del embarazo, es decir, pueden acceder a un aborto seguro sin ser sancionadas por las autoridades con cárcel, multa o de cualquier otra manera. Las clínicas y hospitales públicos tienen la obligación de brindar este servicio de manera gratuita y sin ninguna excusa, por ejemplo, no pueden argumentar que no tienen personal médico o de enfermería que acepte llevar a cabo un aborto, ya que cada profesional tiene derecho a negarse a realizar este procedimiento, pero las instituciones de salud tienen la obligación de contar con personal dispuesto a realizar dicha intervención para no afectar los derechos sexuales y reproductivos de las niñas, adolescentes y mujeres; además, no se puede negar o retrasar el servicio de interrupción del embarazo si su vida o salud están en riesgo (si esto ocurre, el personal de salud responsable puede recibir sanciones de carácter administrativo o penal).
Igualmente, la atención psicológica profesional y el apoyo emocional por parte de las familias es crucial para la recuperación de las niñas y adolescentes que han vivido un embarazo producto de una violación, ellas deben saber que no son culpables de lo sucedido. Además, se deben denunciar los hechos en las fiscalías o agencias del Ministerio Público para que las niñas y adolescentes puedan acceder a la justicia.
Cada situación es única y las diferentes formas de apoyo que reciban las y los adolescentes serán cruciales para desarrollar su vida durante y después del embarazo. En este proceso, las personas adultas deberán priorizar los derechos, las decisiones y el bienestar de las adolescentes para que puedan enfrentar los desafíos del embarazo de manera positiva y saludable.
¿Cómo pueden las familias apoyar a una adolescente que ha decidido interrumpir un embarazo?
La interrupción legal del embarazo (ILE) es el proceso médico por el cual se pone fin a un embarazo de manera segura bajo ciertas circunstancias y regulaciones establecidas por la ley.
importante
La ILE está respaldada por normas nacionales e internacionales que reconocen el derecho de las mujeres a tomar decisiones libres e informadas sobre su salud reproductiva.
La ILE o aborto seguro se lleva a cabo en instalaciones de salud autorizadas por el gobierno, con personal capacitado y métodos apropiados para manejar el dolor. Por el contrario, un aborto es inseguro o peligroso cuando el procedimiento incumple las normas médicas mínimas y NO se realiza con personal capacitado, instalaciones y equipamiento adecuados o atención digna, respetuosa y sin discriminación.
Existen dos procedimientos de aborto seguro que permiten interrumpir embarazos asegurando el bienestar y la salud de las personas adolescentes: el aborto con medicamentos y por aspiración endouterina, esta última “consiste en extraer el contenido del útero con una succión suave mediante un tubo flexible (cánula) que se introduce en el cuello del útero; el equipo de aspiración —manual o eléctrico— genera presión sobre la cánula y esto provoca succión, así es como el retiro del producto es posible” (IPAS México, 2022). Para elegir el procedimiento más adecuado se debe considerar el estado de salud de la adolescente y los servicios disponibles; además, es necesario tener información clara sobre cómo funcionan ambos procedimientos para saber cuál se adapta más a las necesidades de cada caso.
En la Ciudad de México, desde 2007, las mujeres —incluidas las adolescentes— pueden acceder al aborto seguro de manera legal durante las primeras 12 semanas de gestación. Esta medida fue un paso importante hacia el reconocimiento de los derechos reproductivos y la autonomía de las personas. Hasta octubre de 2023, los estados que permiten a las mujeres abortar de forma legal hasta las 12 semanas de gestación son: Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Veracruz, Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero, Baja California Sur, Coahuila y Quintana Roo. En otros estados, las leyes pueden ser más restrictivas y sólo permitir la ILE en circunstancias específicas, como riesgos para la salud de la persona embarazada, causas económicas o malformaciones fetales graves.
Para saber más:
Haga clic aquí para consultar un mapa interactivo que ofrece información sobre las diferentes formas de acceder a los servicios de aborto legal y seguro en cada entidad federativa.
Cabe aclarar que en todos los estados se permite la ILE cuando las mujeres son víctimas de violación, lo cual está respaldado por la “Norma Oficial Mexicana 046-SSA2-2005 Violencia familiar, sexual y contra las mujeres. Criterios para la prevención y atención” (también conocida como stron “Norma Oficial Mexicana 046”), ésta no establece un límite específico de semanas de gestación para la interrupción del embarazo y estipula que el personal médico debe realizar un aborto seguro sin la necesidad de que las mujeres hayan presentado una denuncia en el Ministerio Público, sólo se necesita su solicitud bajo protesta de decir verdad. Además, el personal de salud que participa en el procedimiento no está obligado a verificar el dicho de las mujeres y debe actuar sin juzgarlas ni presionarlas para que tomen una decisión contraria a su voluntad.
Para saber más:
La Suprema Corte de Justicia de la Nación es una institución que trabaja para que se respeten los derechos humanos y todas las normas que aparecen en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Haga clic aquí para saber cómo las sentencias de este tribunal confirman y respaldan el derecho de las adolescentes de tomar decisiones libres y seguras sobre continuar o no con un embarazo.
Cabe mencionar que en todos los estados hay Servicios de Aborto Seguro para “mujeres, niñas, adolescentes y personas con capacidad de gestar que requieran atención al aborto en el primer trimestre y sin complicaciones, ya sea que se trate de abortos espontáneos o inducidos (en embarazos viables o no) dentro del marco legal vigente y en apego a la Norma Oficial Mexicana 046; la atención incluye el proceso de consejería, manejo del dolor y anticoncepción postaborto, así como la referencia a otros servicios complementarios de acuerdo con las necesidades y preferencias de las usuarias” (Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva, 2023).
Para saber más:
Haga clic aquí para consultar el directorio nacional de servicios de aborto seguro.
importante
Los padres, madres y personas cuidadoras deben respetar las decisiones que toman las adolescentes sobre su cuerpo, salud y vida reproductiva, incluyendo la decisión de continuar o interrumpir un embarazo.
El acompañamiento y respaldo familiar es crucial para el bienestar de las adolescentes que deciden interrumpir un embarazo, pues sus familiares pueden escucharlas cuando desean hablar sobre sus pensamientos y sentimientos, revisar juntas la información sobre el aborto, acudir con ellas a las citas médicas, recordarles las preguntas que tal vez quieran hacer al personal de salud y ayudarlas con los cuidados posteriores (Centro Médico Aragón, s.a.).
Para apoyarlas de la mejor forma posible, es necesario reconocer que la experiencia del aborto puede ser estresante, por lo que resulta oportuno permitir que las adolescentes expresen libremente sus miedos, preocupaciones y esperanzas sin juzgarlas, dejando a un lado todos los prejuicios —pues el aborto no es algo de lo que deban avergonzarse— y haciéndoles saber que no están solas.
Observe el siguiente video para saber cómo apoyar adecuadamente a una adolescente que decide interrumpir un embarazo.
¿Cómo pueden las familias apoyar a una persona adolescente que ha decidido ser mamá o papá?
Ser padre o madre en la adolescencia es una realidad que conlleva desafíos únicos, pues en esta etapa de la vida donde la persona adolescente explora su identidad y forja metas, también asume la responsabilidad de cuidar y criar a otro ser humano. La combinación de responsabilidades puede resultar abrumadora, ya que implica equilibrar el desarrollo personal con la atención a las necesidades del hijo o hija.
Para reflexionar:
¿Considera que su adolescente tiene las habilidades necesarias para cuidar adecuadamente a un hijo o hija?
Haga clic sobre las imágenes para ver más información.
Todavía ni sabe lavar sus calzones, menos podrá decidir si tiene hijos o no
Es demasiado inmaduro, no sabe lo que hace
Si no puede ni con su alma, ¡cómo va a poder con otra!
No sabe lo que dice, piensa con las patas
¿Le suena familiar?
importante
Cuando una persona adolescente decide asumir la maternidad o paternidad no pierde su derecho a contar con una vida digna y libre de violencia.
De acuerdo con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y el Código Civil Federal, ser un padre o madre adolescente de ninguna manera justifica que su familia le dé malos tratos, le corra de la casa o deje de atender sus necesidades. Aunque enfrentarán nuevos desafíos y responsabilidades con la maternidad o paternidad, los y las adolescentes aún mantienen derechos y necesidades propias de su etapa de desarrollo, por lo que no pierden sus derechos como adolescentes ni deben sentirse obligados a asumir roles adultos sin un apoyo adecuado. Por esta razón, los padres, madres y personas cuidadoras NO deben considerar que las y los adolescentes deben ser tratados automáticamente como adultos una vez que tienen un hijo o hija.
importante
Asumir la maternidad o paternidad en la adolescencia debe ser una decisión elegida conscientemente de manera personal. No debe ser un “castigo” o un “deber” impuesto por la familia, la religión o la sociedad.
En particular, es fundamental que los padres y madres adolescentes cuenten con apoyo y opciones para seguir estudiando, pues el abandono escolar puede afectar su bienestar presente y futuro, así como el de su hijo o hija, ya que la falta de formación escolar puede aumentar las dificultades económicas de su familia, limitar el acceso a recursos para apoyar el desarrollo educativo y emocional de su hijo o hija y propiciar que haya más probabilidades de que el embarazo adolescente se repita por generaciones. Cabe mencionar que las adolescentes que están embarazadas o son madres tienen derecho a continuar con sus estudios y ser tratadas con dignidad por el personal docente y administrativo de las instituciones educativas.
Datos de interés
En México, el embarazo adolescente es una de las razones por las que 9 de cada 10 adolescentes han abandonado la escuela; ello no sólo afecta su proyecto de vida y la oportunidad de desarrollarse, sino también a sus hijas o hijos (UNICEF, 2019).
Los padres, madres y personas cuidadoras deben enseñar a las y los adolescentes que hacerse cargo de un hijo o hija no sólo implica asegurar su alimentación, vivienda, salud y vestimenta, pues su crianza también requiere responsabilidad, amor, tiempo, protección, educación y, en general, una disponibilidad emocional que busque su mejor crecimiento y desarrollo. Especialmente, deben procurar que las y los adolescentes cuenten con la orientación y los apoyos necesarios para ejercer la “coparentalidad”, este término se refiere a la colaboración y crianza compartida de las hijas o hijos por parte de dos personas que no necesariamente tienen una relación romántica, sexual o emocional (Pérez Cortés, et al., 2021). Esta forma de crianza se basa en el compromiso de ambos progenitores —ya sean pareja, expareja, amigos cercanos o tengan cualquier otro tipo de relación— de cuidar a su hijo o hija en un ambiente de cooperación y respeto mutuo.
Para que la responsabilidad de la crianza de un hijo o hija sea compartida en condiciones de igualdad y equidad, los padres y madres adolescentes deben dejar atrás las prácticas y creencias tradicionales que señalan que los hombres cumplen con su rol de padres al proporcionar recursos económicos, mientras que las mujeres son “buenas madres” al dedicarse totalmente a los cuidados de los hijos e hijas. Entre los hombres adolescentes se debe fomentar una paternidad activa, responsable, consciente y cariñosa, de tal forma que brinden recursos económicos y, al mismo tiempo, se involucren en la crianza y la vida cotidiana de sus hijos o hijas, para que tengan un vínculo más cercano, se asegure el bienestar de los niños y niñas y las madres adolescentes puedan continuar con su desarrollo personal y profesional al compartir la carga de cuidados y no asumirla por completo ellas solas.
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Mi nombre es Andrés y tengo dos hijos adolescentes: Gerardo y Óscar. Yo no puedo pasar mucho tiempo con ellos, pero he procurado que no les falte nada. Mi hijo el mayor, Gerardo, acaba de entrar a la universidad, está en el primer año de ingeniería. Su madre está muy orgullosa de él.
Pero el otro día llegó con la nariz rota.
Como mi esposa no me dijo que estaba pasando, fui a preguntarle a la vecina que vio todo. La vecina me dijo “no se debería enterar por mí, pero hace tres días que Abel anda buscando a su hijo para partirle la cara, porque Wendy, su hermana, está embarazada de él. Lo que dicen es que no quiso hacerse responsable y que le dijo unas cuantas groserías a la muchachita. Yo no le voy a negar que la niña es medio coqueta, pero no hay quien dude que ese niño es de Gerardo.”
Cuando llegué a casa, mi esposa me dijo: “Ya tienen como tres meses con eso, pero a mí no me consta. Ni siquiera son novios. Además, esa niña no es de fiar. Mejor ya déjalo en paz”. No sabía que era lo más impresionante para mí: la noticia del embarazo, o la actitud de mi esposa.
Estoy muy confundido, por una parte, pienso que ese bebé va a estar mejor con su mamá; aunque Wendy es muy jovencita, seguramente saldrá adelante. Por otro lado, no se me hace justo. Yo sé lo que es crecer sin un papá. Yo veía a mi mamá sola, sin que nadie la apoyara. Por eso decidí ser un mejor padre, por eso no quiero arruinarle la vida a mi hijo obligándolo a casarse. Si lo saco de estudiar nunca me lo perdonaría.
Hablé con Wendy: me dijo que efectivamente el bebé era de mi hijo y que sentía mucha pena de decírmelo. Las primeras palabras en salir de mi boca fueron “¿Pero qué paso? ¿Por qué no se cuidaron?” Wendy se molestó mucho y me dijo: “Yo sí quería cuidarme señor, pero su hijo me decía que no iba a pasar nada, que confiara en él, que él tenía más experiencia que yo. Usted siempre presume que su hijo es muy inteligente ¿no? Pues yo también pensaba lo mismo… y ahora mire”.
Me quedé callado porque ella tenía razón, yo mismo había escuchado a mi hijo decir cosas así cuando platicaba con sus primos. Alguna ocasión los escuché presumir sobre como convencían a las muchachas de hacerlo sin condón y lo decían con mucho orgullo “tú diles que las quieres, apapáchalas, diles que tú las vas a cuidar… que confíen en ti”. Jamás pensé en las consecuencias de eso, pensé que era un juego; ahora pienso que debí educarlo de otra manera. Me resisto a pensar qué ese fue su motivo para no cuidarse… ¿De verdad creen que tener sexo sin protección los hace más hombres?
¿Qué opina sobre este caso?
Andrés descubrió que su hijo va a tener un bebé y que no quiere hacerse cargo de él. Para Andrés fue doloroso escuchar eso porque él trató de ser un buen padre y darle una buena educación a su hijo. Además, como creció solamente con su madre, vivió como injusto que su padre no se hiciera cargo de las responsabilidades y le dejara toda la carga a ella. ¿Cuál es su opinión sobre lo ocurrido?
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- No puede hacer nada porque así son los hombres, es su naturaleza, solamente les importa acostarse con las chicas y no les “duelen” sus hijas/os.
- Yo pienso que lo más importante para las hijas y los hijos es la madre, si el tipo no quiere estar, que no esté.
- Él trató de darle una buena educación y estudios, pero se le olvidó darle valores.
- Él trató de darle valores, pero la madre fue la que lo hizo así, porque lo consciente mucho.
- Él debería hablar con su familia sobre la importancia de que su hijo reconozca y asuma sus obligaciones como padre.
A veces pensamos que hombres y mujeres nos comportamos de cierta manera porque está en nuestra naturaleza, sin embargo, la educación y la cultura en la que vivimos también tienen un peso importante. El género se refiere justamente a esta forma en cómo nos enseñan a ser hombres y mujeres. Podemos pensar que las mujeres tienen un instinto maternal y los hombres no, pero también podemos mirar a qué juegan las niñas y los niños: veremos que desde pequeñas enseñamos a las mujeres que deben ser madres y a los niños no les hablamos mucho sobre esto.
Independientemente de la capacidad de muchas mujeres de sacar a sus hijas e hijos adelante, existe una responsabilidad compartida: si ambos estuvieron involucrados ambos deben responder. Se trata de un derecho de las niñas y los niños a que sus padres cubran sus necesidades. Sin embargo, este tipo de situaciones requieren analizarse detalladamente antes de tomar una decisión, ya que existen padres o madres que no pueden ser parte de la crianza, debido a que representan un riesgo para sus hijas/os.
Efectivamente la educación de las y los adolescentes debe de ser integral. A veces pensamos más en la educación que se recibe en la escuela que la que recibe en casa, en la calle, o de los medios de comunicación. Los jóvenes pueden tener creencias erróneas, como que si se pelean a golpes demuestran su valor, o que si se niegan a tomar alcohol son unos cobardes. Hablar sobre la masculinidad y lo que significa “ser hombre” es parte importante de la educación de nuestros hijos varones.
Tanto hombres como mujeres contribuimos a la educación de nuestros hijos varones y podemos inculcarles pensamientos “machistas”. El sexismo no depende de nuestro sexo. En este caso Andrés era más sensible a la realidad de las madres que educan solas a sus hijas e hijos porque él lo vivió durante su infancia. Lo importante es recordar que el machismo de hombres y mujeres tiene el mismo efecto y que es algo que se puede desaprender, cambiando nuestras actitudes a través de la educación y de la sensibilización.
El cuidado de los hijos e hijas es obligación de ambos progenitores, no sólo de las mujeres. Frecuentemente, ellas se ven orilladas a asumir todas o la mayoría de responsabilidades que implica la crianza de niños, niñas y adolescentes, por ejemplo, procurar su higiene, alimentación, vestimenta, vivienda, educación, recreación, atención, afecto, entre otras necesidades básicas que tanto la ley como las instituciones gubernamentales reconocen que deben ser compartidas de forma equitativa entre ambos progenitores.
¿Cómo enfrentó Andrés la situación?
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Andrés decidió hablar con su hijo sobre lo que estaba sucediendo. Aún no saben cómo resolverán la situación, pero sintió que por primera vez hablaron de lo que sentían. Andrés nunca había llorado enfrente de su hijo, pero en esta ocasión no hizo caso a esa frase de “los hombres no lloran”.
Un poco molesto le dijo que “esa tontería de convencer a las chicas de no usar condón” no lo hacía más hombre, sino un irresponsable, así que lo pensara dos veces antes de hacerlo otra vez, porque además de todo él también se ponía en riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual y le sugirió que se hiciera una revisión médica. Y que lo mismo les dijera a sus primos.
Habló de cómo había sido para él crecer “sin un padre” y que él hubiera querido ser un mejor ejemplo para él. Le dijo que lo que estaba pasando le dolía, pero que iba a darle tiempo de pensar las cosas, que debía considerar su responsabilidad en la crianza del bebé. Pero él sentía que como abuelo tenía que estar presente.
Brindar información y orientación a las y los adolescentes sobre la paternidad activa y responsable ayuda a que muestren actitudes en favor de la igualdad entre hombres y mujeres. Por ejemplo, al practicarla en casa y ver a su padre involucrado en las tareas domésticas o el cuidado de las hijas o hijos, los hombres adolescentes suelen involucrarse en las labores del hogar y presentan menos actitudes machistas, mientras que las mujeres adolescentes desarrollan una mayor autoestima y autonomía.
Para saber más:
Haga clic aquí para consultar una guía con recomendaciones para que los hombres logren tener una relación afectuosa e incondicional con sus hijos e hijas involucrándose en su cuidado, crianza y educación y manteniendo un clima de diálogo y respeto con la madre y la familia (UNICEF, 2014).
Cabe aclarar que las y los adolescentes también deben comprender que no siempre hay una madre o padre presente para la crianza de un hijo o hija y que existen diferentes tipos de familia, no forzosamente con una mamá y un papá, por ejemplo, hay familias con dos mamás o dos papás, otras se componen de abuelas y abuelos, tíos y tías, incluso amistades. En estas familias la crianza se lleva a cabo a través de una red de apoyo o soporte constituida por personas cercanas o instituciones.
En este sentido, es conveniente ayudarles a construir una red de apoyo sólida, ya sea que esté formada por familiares, amistades o programas de apoyo comunitario, pues contar con personas que brinden orientación emocional y práctica puede hacer una gran diferencia. Si bien, las y los adolescentes tienen que asumir nuevas responsabilidades al ser padres o madres, la toma de decisiones para el bienestar del bebé puede ser un proceso colaborativo donde las personas adultas cercanas brinden orientación reconociendo y respetando los derechos y necesidades de las y los adolescentes.
Además, buscar información sobre la crianza y los servicios institucionales disponibles puede ayudarles a tomar decisiones informadas en beneficio propio y de su hijo o hija, por ejemplo, pueden identificar las guarderías o estancias infantiles donde podrían cuidar a su hija o hijo mientras estudian o trabajan; incluso, podrían participar en algún programa de apoyo a madres y padres adolescentes como el programa de “Atención a la Madre Adolescente”, el cual opera en el Estado de México y consta de un curso que brinda información sobre cuidados maternos, embarazo, parto y puerperio, planificación familiar, métodos anticonceptivos, primeros cuidados del bebé, alimentación, lactancia materna, estimulación oportuna, vacunación, autoestima y superación personal.
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y actividades que puede realizar junto con las y los adolescentes.
Una forma efectiva de abordar las ideas y deseos que tienen las y los adolescentes sobre la maternidad y la paternidad es mediante la realización de preguntas. Por ello, le recomendamos platicar al respecto preguntando a su adolescente:
Usar la palabra “posibilidad” es fundamental pues, aunque socialmente se vive como una obligación, el ser madre o padre debe ser una elección. No todas las personas desean convertirse en madres o padres, pero optan por seguir “lo que marcan las normas sociales” y entonces tienen mayor riesgo de tener un embarazo no planeado y convertirse en madres o padres sin poder cubrir adecuadamente las necesidades de su futura hija o hijo.
Dé clic sobre cada imagen para leer puntos importantes a tomar en cuenta en la conversación con sus hijas o hijos.
Antes de la respuesta, juntos/as pueden analizar la pregunta sobre si ha considerado o no la posibilidad de ser madre o padre, ya que, si aún no ha reflexionado sobre este tema, se tiene la oportunidad para hablar con ellas/os sobre esto.
Lo ideal es pensar, junto con los hijos, en el embarazo como algo que se decide y se puede al menos intentar planear con tiempo, analizando cuándo es el mejor momento, en qué condiciones económicas y familiares, y con qué apoyos y servicios médicos y educativos. Con ello les ayudarán a estar mejor preparados para vivirlo, disfrutarlo y tener todos los cuidados necesarios durante el embarazo y el parto.
Uno de los grandes retos que las madres y los padres tienen es crear las condiciones y reflexiones en sus hijas e hijos adolescentes para que identifiquen la posibilidad de un embarazo y contemplen ser madre o padre como un hecho a futuro, que puede formar parte de su proyecto de vida adulta y para el cual tendrán que prepararse si así lo desean.
Si su hijo o hija ha considerado ser madre o padre en su proyecto de vida adulta, busquen alternativas para evitar que ocurra de manera inesperada afectando con ello sus actividades actuales y proyectos futuros.
La parte que indica “ser madre/padre” en la pregunta, tiene el objetivo de vincular el embarazo con la responsabilidad que lleva. Si se preguntara sobre si han pensado en que corren el riesgo de embarazarse, entonces no hacen evidente que el embarazo es algo que se decide porque se quiere experimentar la crianza de una hija o hijo.
Culturalmente a los hombres no se les acerca tanto a la paternidad como se les acerca la maternidad a mas mujeres. Muchos hombres consideran que el embarazo es algo que les compete a las mujeres y que deben ser ellas quienes deberían de cuidarse. Socialmente, no se habla de “hombres embarazados”, pero es importante comenzar a hacerlo para fomentar la responsabilidad de los hombres antes, durante y después de un embarazo.
Si durante las conversaciones con sus hijas e hijos notan que existe una visión “romántica” acerca del tener una hija o hijo, si lo piensa como su único proyecto de vida, si consideran en hacerlo para complacer a alguien más o porque es lo que “toda persona hace”; se debe hablar con ellas/os acerca de lo que representa realmente tener un bebé, todas las obligaciones, tareas, responsabilidades y esfuerzos que se requieren para cuidarlo, criarlo.
Es de vital importancia hablar de nuevas formas de vivir la paternidad, no solo en el tema del embarazo, sino en los temas de violencia familiar, salud mental de los hombres, mejor acceso a la educación y una gran lista de asuntos pendientes en nuestro país. Trabajar temas de género con los adolescentes es fundamental.
En el caso de que su adolescente sí haya considerado ser madre o padre algún día, es conveniente que reflexione sobre las condiciones en las que le gustaría llevar a cabo esta decisión para asegurar su bienestar y el de su futuro hijo o hija, por ejemplo, teniendo más experiencia, las habilidades necesarias para la crianza o una pareja con la cual compartir ese proceso. Es importante que las y los adolescentes reflexionen y comprendan que pueden decidir cuándo es el mejor momento para un embarazo, para que no sea la suerte quien decida. Usted puede propiciar esta reflexión preguntándole:
Otras preguntas que pueden hacerle son:
- ¿Cómo sería tu vida si tienes hijos o hijas en cinco años?, ¿y en diez?, ¿qué sería diferente?, ¿qué tipo de apoyos necesitarías en cada etapa para cuidar a tu hija o hijo de la mejor forma posible?
- ¿Las alternativas que has imaginado serían las mismas siendo hombre o mujer?, ¿qué diferencias podrían existir?
Si su adolescente no quiere ser padre o madre ahora o después, debe aceptar su decisión, haciéndole saber que tiene mucho tiempo para pensarlo, pero necesita hacer algo para que su decisión y su proyecto de vida correspondan a lo que desea.
Dé clic sobre cada imagen para conocer la forma de orientar a su hijo/a.
Es conveniente que piense sobre el inicio de su vida sexual y que necesita prepararse para ese momento, incluyendo el conocer y tener acceso a métodos anticonceptivos que le sirvan para prevenir un embarazo no deseado. De esa manera, se logra sembrar en las hijas e hijos la idea de por qué es necesario un método anticonceptivo que responda a sus necesidades y que le ayude a vivir su sexualidad de forma saludable, placentera y responsable.
En este punto es importante hablar de un grupo de métodos anticonceptivos en particular: los Anticonceptivos Reversibles de Acción Prolongada (ARAP) los cuales suelen ser métodos apropiados para las y los adolescentes que han decidido conscientemente sobre si desean o no un embarazo y que han reconocido que éste debe planearse con el tiempo necesario. Entre este grupo se encuentra los dispositivos Intrauterinos y los implantes hormonales.
Las ventajas que tienen los Anticonceptivos Reversibles de Acción Prolongada son que, su duración, dependiendo de la marca y tipo, puede ser de hasta cinco años; no requieren que se recuerde constantemente su aplicación, y por lo tanto el olvido de alguna toma o aplicación no reduce su efectividad. Finalmente, se trata de métodos reversibles, es decir que pueden dejar de usarse una vez que han decidido embarazarse.
Estos métodos son de los más recomendables tanto para adolescentes como para personas adultas, pero lo más importante al elegir un método anticonceptivo es que acudan a consulta médica para asegurarse que es el más conveniente y aprender a usarlo adecuadamente.
Hoy en día existen servicios amigables para las y los jóvenes, donde los servicios de salud se han diseñado especialmente para sus necesidades y se trata de responder sus dudas de forma apropiada, brindándoles orientación y consejería. Se ofrece también la posibilidad de servicios accesibles, equitativos, aceptables, apropiados y efectivos con personal especialmente capacitado, en donde se sientan comprendidas/os y se respete su confidencialidad o su privacidad con trato digno, equitativo y respetuoso, sin ejercer ninguna forma de discriminación.
Conviene recordar que la doble protección significa que ambos utilicen un método anticonceptivo; por ejemplo, la adolescente puede usar la píldora anticonceptiva y el adolescente el condón masculino. La doble protección está pensada no sólo para prevenir un embarazo no planeado, sino para la prevención de infecciones de transmisión sexual, a través de uso correcto del condón.