Educación sexual

Educación sexual


A lo largo de esta cápsula, los padres, madres y personas responsables del cuidado de adolescentes encontrarán distintas temáticas que les permitirán comprender la importancia de que brinden una educación integral en sexualidad para que los y las adolescentes tomen decisiones libres, responsables e informadas sobre su sexualidad, de tal forma que establezcan relaciones sexuales y afectivas cuando se sientan preparados para ello, sin presiones, miedos, inseguridades o violencia de por medio y siempre a partir del respeto y ejercicio de sus derechos.

La información se ha organizado en una serie de preguntas y respuestas que se presentan a continuación. Para aprovechar al máximo estos contenidos se recomienda:

  • Leer con atención toda la información y tomar notas;
  • Tener mente abierta ante las distintas temáticas; y
  • Reflexionar sobre lo aprendido junto con las y los adolescentes.

Haga clic sobre las flechas para ver la información.

papá pensando en su adolescencia.

Antes de comenzar, le invitamos a reflexionar sobre su experiencia como adolescente.

¿Qué le hubiera gustado saber sobre sexualidad cuando era adolescente?

¿Cómo se informó?

¿Habló con sus padres u otros familiares?
¿o le hubiera gustado hacerlo?

¿Ha intentado hablar de estos temas con sus adolescentes?

¿Se siente con la confianza y la preparación para hacerlo?


Haga clic sobre cada pregunta para revisar la información de su interés.


¿Qué es la educación integral en sexualidad?

La sexualidad está presente en todas las etapas de la vida de los seres humanos, desde que nacen hasta que mueren, ya que la sexualidad no es únicamente el sexo o las relaciones sexuales, como muchas veces se llega a pensar.

La sexualidad se siente y expresa a través de pensamientos, ideas, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, prácticas y relaciones, es algo que atraviesa distintos ámbitos en la vida de las personas, pues incluye el cuerpo, el sexo, las identidades, la orientación sexual, las relaciones afectivas, los sentimientos, el placer, la intimidad y la reproducción.

Por ello, la educación integral en sexualidad (en adelante EIS) es un enfoque que va mucho más allá de simplemente enseñar a los y las adolescentes a evitar embarazos o infecciones de transmisión sexual, pues aborda la sexualidad en su totalidad, de tal forma que considera aspectos emocionales y sociales, además de los físicos y biológicos, y proporciona a los y las adolescentes herramientas para comprender y vivir su sexualidad de una manera saludable y libre de violencia. Además, ayuda a fortalecer habilidades como la autonomía (capacidad de tomar decisiones por sí mismos), la asertividad (hablar y expresarse de manera segura) y la planeación de su futuro.

El objetivo de la educación integral en sexualidad es ayudar a desarrollar en las niñas, niños y adolescentes conocimientos, habilidades, actitudes y valores que les permitan gozar de una buena salud, bienestar y dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; considerar cómo sus elecciones pueden afectar su propio bienestar y el de las demás personas; y entender cuáles son sus derechos y garantizar la protección de estos a lo largo de la vida (UNESCO, 2018).

La EIS para adolescentes suele generar debates y controversias en muchas sociedades, ya que las diferencias culturales, religiosas y políticas influyen en la forma en la que se concibe la sexualidad adolescente; no obstante, en los distintos contextos familiares y escolares las y los adolescentes deben recibir una educación sexual inclusiva, respetuosa y basada en evidencia científica sólida.

IMPORTANTE

Recibir educación integral en sexualidad es un derecho de las niñas, niños y adolescentes.


Derecho a la educación sexual

De clic en el botón Reproducir para conocer más.

La educación sexual es necesaria para el bienestar físico, mental y social, y para el desarrollo humano, de ahí su importancia para las/os jóvenes. Tengo derecho a una educación sexual sin prejuicios que fomente la toma de decisiones libre e informada, la cultura del respeto a la dignidad humana, la igualdad de oportunidades y la equidad. Los contenidos sobre sexualidad en los programas educativos del Estado deben ser laicos y científicos, estar adecuados a las diferentes etapas de la juventud y contribuir a fomentar el respeto a la dignidad de las/os jóvenes.

¿Cómo puede usted contribuir al ejercicio de este derecho?

La forma más clara para contribuir a este derecho es prepararse para educar en casa sobre los temas de sexualidad, transmitiendo la sensación de que existe la apertura y confianza necesaria. También, puede buscar otros lugares donde las y los adolescentes reciban esta formación, pero la educación que comienza en casa suele ser la más importante. Si usted les enseña a preguntar abiertamente en espacios adecuados, a no quedarse con la duda, a pensar en la sexualidad como parte importante de la vida y a cómo aplicar sus conocimientos a la vida diaria, estará cumpliendo con la mayor parte de esta educación.


La EIS es un derecho fundamental para el bienestar, el desarrollo personal y la calidad de vida de las y los adolescentes; además, es una condición indispensable para que puedan ejercer sus derechos sexuales y reproductivos de manera libre, plena e informada.

Derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes

Los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes son reconocidos y protegidos por distintas normas nacionales e internacionales, como la Convención de los Derechos del Niño y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer. Algunos de estos derechos son:

Conocer su cuerpo

Decidir libremente si tienen o no relaciones sexuales

Tener privacidad e intimidad y expresar libremente sus sentimientos

Decidir libremente si quieren tener o no hijas o hijos

Contar con servicios de salud integrales y especializados

Acceder gratuitamente a métodos anticonceptivos seguros y eficaces

No sufrir discriminación por su orientación sexual, estado civil, embarazo, tener hijas o hijos o vivir con VIH/SIDA

Participar en la creación de programas de salud sexual y reproductiva

Recibir educación sexual integral en las escuelas con información clara, oportuna y libre de prejuicios

En resumen, las y los adolescentes son personas con derechos sexuales y reproductivos, los cuales deben ser respetados y protegidos por las instituciones gubernamentales y las personas adultas responsables de su cuidado. Es importante señalar que las y los adolescentes NO deben cumplir con ciertas condiciones o responsabilidades para "merecer" estos derechos (como hacer tareas domésticas o “portarse bien”), pues son derechos humanos y estos no deben ser condicionados de ninguna manera.

Para que las y los adolescentes puedan tomar decisiones informadas y responsables sobre su sexualidad es crucial que cuenten con los conocimientos, habilidades y valores que les proporciona la EIS; si sus familias participan de manera informada y respetuosa en esta educación podrán ayudar a las y los adolescentes a vivir su sexualidad de manera libre, saludable y segura.



¿Por qué es importante brindar educación integral en sexualidad a las y los adolescentes?

En la actualidad, las y los adolescentes están constantemente expuestos a diferentes mensajes sobre sexualidad provenientes de las redes sociales, los sitios de internet, las películas, los programas de televisión, las pláticas con sus familiares y amistades, etc. Muchas veces estos mensajes son incorrectos y contradictorios, por lo que las y los adolescentes pueden llegar a sentir desconfianza o confusión, por ejemplo, cuando en la escuela les dicen que el amor no debe ser violento, mientras que en las canciones y telenovelas escuchan frases como “el amor duele”, “quien bien te quiere te hará llorar”, “si lo quieres debes perdonarle todo lo que te haga", entre otras frases que provocan y justifican las conductas violentas hacia las mujeres.

Además, se ha demostrado que es muy poco efectivo prohibir a las y los adolescentes que tengan relaciones sexuales, así como tratar de fomentar "el valor de la virginidad de las mujeres" y promover el miedo a las infecciones de trasmisión sexual y los embarazos no planeados, pues las y los adolescentes se las ingeniarán para saltarse cada prohibición y buscarán las respuestas a sus inquietudes en lugares o con personas que pueden darles información equivocada o distorsionada. Por esta razón, es muy importante que madres, padres y personas cuidadoras:

  • Tomen conciencia de lo que las y los adolescentes han aprendido sobre sexualidad en su vida cotidiana, pues los mensajes de familiares, amistades y medios de comunicación pueden estar basados en creencias prejuiciosas y equivocadas sobre cómo deben vivir su sexualidad los hombres y las mujeres.
  • Brinden orientación y acompañamiento para clarificar la información sobre sexualidad a la que se enfrentan los y las adolescentes, provocando la reflexión y promoviendo la toma de decisiones informada y responsable de acuerdo con sus necesidades de exploración y desarrollo.

Ante todo esto, la educación integral en sexualidad (en adelante EIS) se convierte en una herramienta esencial para guiar a las y los adolescentes a través de su desarrollo sexual de manera libre, saludable y segura. La EIS tiene un impacto positivo en el bienestar presente y futuro de las y los adolescentes porque:

Adolescente viendose frente al espejo.

Brinda las herramientas necesarias para que las y los adolescentes puedan comprender los cambios físicos, hormonales y emocionales por los que atraviesan, conocer más su cuerpo, explorar su propia identidad, establecer relaciones saludables y vivir la sexualidad con libertad y placer.

Adolescente con mochila y libros.

Puede contribuir a la estabilidad de sus relaciones familiares, la continuidad de sus estudios, el fortalecimiento de su autoestima y la construcción de un proyecto de vida.

Adolescentes con brazos cruzados.

Fortalece la toma de decisiones informadas y responsables sobre su cuerpo y vida y fomenta valores como la igualdad entre mujeres y hombres y el respeto a la diversidad de orientaciones sexuales Algunas orientaciones sexuales son la lésbica (mujeres que se sienten sexual y afectivamente atraídas por otras mujeres), gay (hombres que se sienten sexual y afectivamente atraídos por otros hombres) y bisexual (personas que se sienten atraídas sexual y afectivamente por hombres y mujeres). e identidades de género. Por ejemplo: mujeres, hombres, personas trans y no binarias.

Adolescente con anticonceptivo en la mano.

Promueve entre las y los adolescentes la prevención de infecciones de transmisión sexual y embarazos no planeados, retrasa la edad de su primera relación sexual y aumenta el uso de métodos anticonceptivos cuando son sexualmente activos.

Adolescente usando un moño anti violencia.

Permite identificar y prevenir situaciones de riesgo o violencia, pues aborda cuestiones críticas como el consentimiento Las personas dan su consentimiento cuando toman la decisión de participar o no en relaciones o prácticas sexuales.

Aunque puede ser difícil aceptarlo, las y los adolescentes iniciarán su vida sexual en algún momento y lo mejor es informarse y prepararse para brindarles EIS y saber cómo reaccionar ante preguntas o situaciones difíciles (por ejemplo, cuando ven pornografía por internet o sufren acoso sexual en las redes sociales)

El involucramiento y participación de las madres, padres y personas cuidadoras en la EIS implica aprovechar la oportunidad que tienen cada día para brindar a las y los adolescentes información veraz y libre de prejuicios sobre sus derechos y dar seguimiento a sus dudas para que puedan tomar decisiones responsables para su pleno desarrollo y bienestar.

Datos de interés

1 de cada 2 personas adolescentes con dudas sobre sexualidad acude a su madre o padre para obtener información (ILSB, 2023).



¿Cuáles son las dudas y mitos más comunes sobre la educación integral en sexualidad para adolescentes?

Al poner sobre la mesa el tema de la educación integral en sexualidad (EIS) para adolescentes, entre los padres, madres y personas cuidadoras suele haber preocupación acerca de si esta educación podría estimular el inicio de las relaciones sexuales a una edad temprana. Sin embargo, ocurre lo contrario, pues recibir EIS retrasa la edad de su primera relación sexual y aumenta el uso de métodos anticonceptivos cuando son sexualmente activos, lo cual previene infecciones de transmisión sexual y embarazos en la adolescencia.

Igualmente, se ha demostrado que poner un fuerte énfasis en la abstinencia o decisión de no tener relaciones sexuales resulta muy poco eficaz para retrasar la iniciación sexual, reducir la frecuencia de las relaciones sexuales, disminuir el número de parejas sexuales o prevenir embarazos en la adolescencia.

Otra preocupación común entre muchos padres, madres y personas cuidadoras es si hablar sobre sexualidad con las y los adolescentes podría promover comportamientos sexuales “tempranos” durante esta etapa de su vida. Al respecto, conviene aclarar que la EIS puede reducir la probabilidad de que las y los adolescentes adopten comportamientos que les coloquen en situaciones de riesgo o violencia en el ámbito de la sexualidad.

A continuación, se presentan otros mitos muy difundidos entre los adultos sobre la sexualidad en la adolescencia.


Pulse sobre cada imagen y lea con atención.

Pareja de adolescentes Pareja de adultos en bata de baño besándose Adolescente sola sin acercamiento cariñoso o sexual Pareja de adolescentes en el parque besándose apasionadamente Una chica adolescente se cubre el rostro en señal de vergüenza Pareja de adolescentes, él pensando en tener relaciones sexuales sin condón

La educación sexual adelanta el inicio de la vida sexual

Este es quizá uno de los mitos más difundidos entre las personas adultas, y es uno de los más importantes a desechar para poder hablar de sexualidad con las y los adolescentes. Lo que se ha demostrado en cuanto a la educación integral en sexualidad es que ésta no solamente NO adelanta el inicio de la vida sexual, sino que incluso puede llegar a retrasarla. Por ello, se considera la educación y la información como factores protectores de un embarazo adolescente.

La sexualidad no existe antes de la vida adulta

Otro mito es que la sexualidad no existe antes de la vida adulta; que es algo que se reserva para una vida de pareja estable y que está destinada exclusivamente a la reproducción. Esto es falso, dado que la sexualidad está presente toda la vida de la persona, desde que nace hasta que muere. Este tipo de ideas falsas dificulta que se reconozca y acepte que las y los adolescentes tienen prácticas sexuales que realizan a solas o en pareja, ya sea como forma de autoconocimiento o para manifestar afecto a la pareja o, en algunos casos realizadas bajo la presión de los estereotipos de género. La educación sexual que le brinden o le ayuden a conseguir es parte de las condiciones que necesitan para tener una vida más plena y alejada de riesgos y daños a su salud.

Las y los adolescentes que no han iniciado su vida sexual son más responsables

La postergación del inicio de la vida sexual no siempre significa una señal de mayor responsabilidad, a veces solo significa la ausencia de oportunidades y en casos un poco más complicados, la sensación de inseguridad que les impide relacionarse con otra persona, aunque exista el deseo de hacerlo. Es importante diferenciar una decisión de un impedimento: la primera deja una sensación de autodeterminación frente a las circunstancias y de satisfacción; la segunda una sensación de ser incapaz frente a las circunstancias y de frustración. Un chico o chica responsable es capaz de reconocer su capacidad para vincularse con otras personas, para desarrollar integralmente su identidad, incluida su autoestima, para poder tomar mejores decisiones, y para comunicarse de manera asertiva y confiando en sí mismo(a). La información y la educación sexual son de vital importancia para que sus hijas e hijos adolescentes ejerzan sus derechos sexuales y puedan elegir y planear con responsabilidad cuándo iniciar su vida sexual.

Las y los adolescentes son víctimas de sus hormonas y no pueden controlarse

Este mito confunde y limita a madres y padres para abordar la sexualidad de las y los adolescentes. Aunque es cierto que durante la adolescencia las hormonas generan cambios en el cuerpo y el deseo sexual de las y los adolescentes, esto no significa que sean incapaces de controlar esos deseos. Al principio pueden tener dificultades para entender ciertas sensaciones (como la excitación sexual y los cambios físicos que produce) e incluso podrán tener reacciones inesperadas (como la presencia de erecciones matutinas y eyaculaciones nocturnas en los hombres), pero forman parte natural de este proceso de crecimiento. Por ello es importante que conozcan lo que está pasando en esos momentos en su cuerpo y experiencia corporal, y se les apoye para que se sientan cómodos con esos cambios que, al irlos conociendo poco a poco, lograrán asimilarlos. En instituciones públicas como los servicios de salud les pueden dar información acerca de esos cambios hormonales. La atención en servicios de salud sexual es otro derecho de las y los adolescentes y como madres y padres pueden ayudarles a que se acerquen a las unidades de salud y resuelvan todas sus dudas.

Cuando comienza la exploración sexual en la adolescencia se pierde la inocencia

La idea de la sexualidad como pecado, o como algo negativo es algo común en la sociedad mexicana. Sin embargo, la sexualidad es algo que forma parte de la naturaleza humana y que ayuda a crecer como personas cuando se vive libre, saludable y placenteramente. Cuando una madre o un padre se entera de que su hija o hijo ha iniciado ya su vida sexual, podría pensar que “ha perdido algo”, como si fuera una persona diferente. Pero no han perdido nada, ellas/os siguen siendo las mismas personas, solamente que han descubierto una nueva faceta de su vida, pero eso no necesariamente cambia su personalidad o el tipo de relación que tienen con ustedes. El conocimiento y las experiencias positivas los hacen mejores personas y no al contrario. Las y los adolescentes tienen derecho a ejercer y disfrutar plenamente su sexualidad por lo que no se les debe presionar, discriminar e inducirles a sentir remordimientos o castigarse por ejercer o no su vida sexual.

Las relaciones sexuales durante la adolescencia son inmaduras e irresponsables

Algo que es importante recordar es que el nivel de responsabilidad varía principalmente por el tipo de educación y experiencias que se han tenido. Las y los adolescentes pueden tomar decisiones en mejores condiciones de seguridad, libertad y responsabilidad de acuerdo a su momento vital siempre que reciban la formación necesaria. Las y los adolescentes tienen derecho a decidir de forma libre sobre su sexualidad, respetándoles sus decisiones en torno a su cuerpo y vida sexual; como madres y padres sí pueden ofrecerles o acercarles información científica, confiable y clara para que tomen las mejores decisiones sobre su sexualidad.


Para reflexionar:

¿Conoce algún otro mito?



¿Qué pueden hacer las familias para que las y los adolescentes tomen decisiones libres, responsables e informadas sobre su sexualidad?

Familia educación integral

Para brindar una educación integral en sexualidad (EIS) que fomente entre las y los adolescentes la toma de decisiones de manera libre, responsable e informada, es muy importante que sus madres, padres y personas cuidadoras brinden una orientación que parta de reconocer y respetar los derechos sexuales y reproductivos de las y los adolescentes, así como su autonomía progresiva, es decir, el aumento gradual de su capacidad para tomar decisiones y ejercer sus derechos a medida que se desarrollan.

Si nunca se les da la oportunidad de tomar decisiones, difícilmente podrán desenvolverse con seguridad y confianza en sí mismos. Esto no implica aceptar todas sus decisiones sin una valoración de las posibles consecuencias, sino fomentar la comunicación para brindarles herramientas, apoyo y guía para que aprendan a tomar decisiones informadas y responsables, lo cual siempre debe hacerse desde el respeto y el amor y no desde el regaño, por lo que es importante dar importancia y no juzgar lo que están viviendo las personas adolescentes, guiarlas en la decisión que buscan tomar y hacerles saber que se tiene confianza en ellas y sus decisiones.

Está demostrado que las niñas, niños y adolescentes que crecen en espacios donde se respetan y garantizan sus derechos, adquirirán las capacidades necesarias para ejercerlos con corresponsabilidad (responsabilidad compartida) y podrán aprender a construir espacios para garantizar los derechos de las demás personas (SIPINNA, 2020).

Escuche con atención los siguientes casos y reflexione sobre el derecho de las y los adolescentes a tomar decisiones.


Derecho a decidir de forma libre sobre mi cuerpo y mi sexualidad

De clic en el botón Reproducir para conocer más.

Existen diversas formas de vivir la sexualidad. Tengo derecho a que se respeten las decisiones que tomo sobre mi cuerpo y mi vida sexual. Soy responsable de mis decisiones y actos. Nadie debe presionar, condicionar ni imponer sus valores particulares sobre la forma en que decido vivir mi sexualidad.

Una de las primeras cosas que puede preguntarse al leer esto es: “¿Podrá mi hija/o adolescente decidir de forma libre?”, lo que tal vez le lleve al experimentar o sentir miedo. Y el miedo, a su vez, al impulso de decidir por ella o él, lo cual implicaría pasar por encima de su derecho.

¿De qué forma puedo contribuir al ejercicio de este derecho sin violentarlos?

Conozca algunas herramientas que pueden ser de utilidad para que su hija o hijo ejerzan sin riesgos este derecho:

  • Fomente en sus hijas e hijos la toma de decisiones basada en el autocuidado, la información científica, el proyecto de vida presente o futuro y sus necesidades.
  • Es necesario señalarles que no es conveniente dejarse presionar o condicionar por otras personas, sobre todo en circunstancias que les afectan primordialmente a ellas y ellos.
  • En casos donde no esté de acuerdo con sus decisiones, lo puede manifestar (“no estoy de acuerdo con lo que haces, pero respeto tu decisión”); pero trate de no hacer uso del chantaje (“haz lo que quieras, al fin que ya sé que no te importa cómo me siento”), o de alguna especie de castigo (“pues si quieres ser así, adelante, pero a mí no me vuelves a dirigir la palabra”).


Derecho a ejercer y disfrutar plenamente de mi vida sexual

De clic en el botón Reproducir para conocer más.

El disfrute pleno de mi sexualidad es fundamental para mi salud y bienestar físico, mental y social. Tengo derecho a vivir cualquier experiencia o expresión sexual o erótica que yo elija, siempre que sea lícita, como práctica de una vida emocional y sexual plena y saludable. Nadie puede presionarme, discriminarme, inducirme al remordimiento o castigarme por ejercer o no actividades relacionadas con el disfrute de mi cuerpo y mi vida sexual.

En la teoría esto puede resultar relativamente sencillo de respetar, pero en la práctica puede ser un poco más difícil, sobre todo porque en la sociedad mexicana el placer sexual es visto todavía como un tabú, particularmente en niñas, niños y adolescentes.

¿De qué manera puedo contribuir al ejercicio de este derecho?

Conozca algunas herramientas que pueden ser de utilidad para que su hija o hijo ejerzan sin riesgos este derecho:

  • Fomente en sus hijas e hijos la toma de decisiones basada en el autocuidado, la información científica, el proyecto de vida presente o futuro y sus necesidades.
  • Es necesario señalarles que no es conveniente dejarse presionar o condicionar por otras personas, sobre todo en circunstancias que les afectan primordialmente a ellas y ellos.
  • En casos donde no esté de acuerdo con sus decisiones, lo puede manifestar (“no estoy de acuerdo con lo que haces, pero respeto tu decisión”); pero trate de no hacer uso del chantaje (“haz lo que quieras, al fin que ya sé que no te importa cómo me siento”), o de alguna especie de castigo (“pues si quieres ser así, adelante, pero a mí no me vuelves a dirigir la palabra”).



¿Cómo pueden las familias hablar abierta y naturalmente sobre sexualidad con los y las adolescentes?

Muchas madres, padres y personas cuidadoras no se sienten con la facilidad y confianza para hablar sobre sexualidad con las y los adolescentes. Esto puede parecer muy desafiante, especialmente cuando no se ha recibido una educación sexual integral (EIS) durante la adolescencia porque, quizá, era un tema tabú en el entorno familiar o, en el mejor de los casos, la información que se obtuvo acerca de la sexualidad se limitó a cuestiones sobre las relaciones sexuales con fines reproductivos o los cambios físicos que ocurren en la adolescencia. La dificultad también radica en que las personas adultas no siempre cuentan con información confiable y científica para abordar estos temas, lo cual es muy común porque las fuentes de información a las que tuvieron acceso eran otras a las que actualmente tienen las y los adolescentes.

A pesar de que inicialmente pueda resultar incómodo o difícil hablar sobre sexualidad con las y los adolescentes, es esencial comprender que frecuentemente se enfrentan a numerosos riesgos debido a la información incorrecta a la que pueden estar expuestos y a que sus inquietudes rara vez son abordadas en los espacios escolares y familiares.

Datos de interés

4 de cada 10 adolescentes tienen obstáculos para hacer preguntas sobre sexualidad y reproducción, principalmente por pena o miedo a preguntar, en segundo lugar por los mitos en la sociedad y en tercero porque el tema de la sexualidad es cerrado en su familia. Cabe destacar que las y los adolescentes con algún tipo de discapacidad son quienes menos logran resolver sus dudas (ILSB, 2023).

Por esta razón, es importante que madres, padres y personas cuidadoras integren de manera casual y natural los temas relacionados con la sexualidad en las conversaciones cotidianas que mantienen con las y los adolescentes, pues esto contribuye a la normalización y comprensión de esos temas. Algunos consejos para lograrlo son:


Haga clic sobre cada ficha para conocer más.

Investigar

Cuanto mejor preparadas estén las personas adultas, más confianza transmitirán a las y los adolescentes. Todos los días surge información nueva, por lo que es importante que procuren buscar información actualizada continuamente.

Escuchar

Es fundamental abrir el diálogo de manera que las y los adolescentes se sientan bien compartiendo sus pensamientos y dudas. Para ello, se recomienda hacerles preguntas abiertas y escuchar atentamente sus respuestas para entender sus preocupaciones y necesidades.

Comunicar

Para que la comunicación sea más efectiva hay que poner atención a la postura corporal, los movimientos, la expresión del rostro y los gestos que se hacen al hablar con las y los adolescentes.

Crear seguridad

Hay que hablar con las y los adolescentes en un lugar privado y tranquilo donde puedan sentirse relajados junto con las personas adultas. También, se debe crear un clima de confianza asegurándoles que pueden hablar sin miedo a recibir juicios, críticas o regaños.

Respetar y empatizar

Se debe reconocer que la sexualidad es una parte natural de la vida y respetar las opiniones y experiencias de las y los adolescentes, incluso si difieren de la forma de pensar de las personas adultas.

Usar lenguaje
apropiado

Lo mejor es utilizar un lenguaje claro llamando las cosas por su nombre y evitando palabras coloquiales.

Hablar poco a poco

No es necesario cubrir todos los aspectos de la sexualidad de una sola vez, se pueden abordar diferentes temas en conversaciones separadas para que no resulte abrumador.

Utilizar recursos

La conversación se puede apoyar en libros, folletos, videos educativos u otros materiales.

Fomentar Autonomía

Fomentar la
autonomía

Hay que ayudar a las y los adolescentes a comprender la importancia de tomar decisiones informadas y responsables en relación con su salud sexual y relaciones personales.

Promover consentimiento.

Promover el
consentimiento

Las y los adolescentes deben saber que se debe respetar en todo momento su decisión de participar o no en relaciones o prácticas sexuales.

Mantener la puerta abierta.

Mantener la puerta
abierta

Es importante que las y los adolescentes comprendan que pueden acercarse en cualquier momento a las personas responsables de su cuidado para hacer preguntas o hablar sobre cualquier inquietud relacionada con la sexualidad.

Ser un ejemplo.

Ser un ejemplo

Las personas adultas deben mostrar una actitud saludable hacia la sexualidad. Tratar el tema con naturalidad y sin tabúes puede influir positivamente en la orientación que se brinda a las y los adolescentes.


Cabe señalar que es recomendable empezar a hablar sobre sexualidad con los niños y niñas desde sus primeros años de vida, ya que a esa edad comienza su comprensión acerca del cuerpo, la intimidad, los deseos, los sentimientos de placer, las relaciones de afecto, la maternidad, la paternidad, entre otros temas. Esto es lo ideal, sin embargo, en cualquier momento se puede iniciar con la EIS.

Otro aspecto importante a considerar es que las y los adolescentes pueden sentir poca o nada de confianza para platicar con sus familias sobre las dudas o problemas que presentan en relación con su sexualidad, entre otras razones, porque les preocupa cómo van a reaccionar ante lo que digan.


Pulse sobre cada una de las imágenes y reflexione acerca de lo que podría pensar su adolescente al tener una plática de sexualidad con usted.


Igualmente, al hablar sobre sexualidad con sus madres, padres o personas cuidadoras, las y los adolescentes pueden sentir:

Padre con sentimiento de incomodidad
Padre con sentimiento de vergüenza
Padre con sentimiento de inseguridad
Padre con sentimiento de miedo

La regla del “alto”

Es común que al hablar sobre temas de sexualidad con las y los adolescentes “pongan caras” o usen frases como “¿por qué me dices eso?”, “¡qué horror!”, “¡ay no!”. Esto no significa que quieran dejar de conversar.

Para facilitar un diálogo más fluido y cómodo se puede usar la “regla del alto”. Para ello, hay que explicar a las y los adolescentes que durante la conversación pueden hacer todas las expresiones que quieran, decir y preguntar lo que sea, y poner un alto cuando sientan que un tema es incómodo. El alto se debe marcar con una palabra o gesto acordado, como ponerse un cojín en la cara, decir “ya estoy cansado o cansada” o “eso lo preguntaré después”, etc. En ese momento, las personas adultas deben detenerse. Esta regla del “alto” es muy útil para relajar la situación; además, permite identificar el momento en que la persona adolescente se siente más incómoda, tomar un tiempo para pensar sobre ese asunto y plantearlo posteriormente de una manera más adecuada.

Esos sentimientos también pueden estar presentes en las personas responsables del cuidado de adolescentes. Tal vez hablar del cambio corporal puede ser relativamente sencillo, pero las cosas se complican cuando hay que hablar de excitación, placer, deseo sexual y otros temas. Sin embargo, la mayor parte del tiempo estos sentimientos se deben a que las personas adultas no desean que las y los adolescentes las perciban como ignorantes o inexpertas. En este sentido, algunas estrategias que pueden aplicar madres, padres y personas cuidadoras para establecer un diálogo apropiado con las y los adolescentes son:


Dé clic en los siguientes sobres, para conocer algunas estrategias que le ayudarán a lograr una comunicación asertiva.

Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias Sobre de papel con estrategias

Relajarse

Algo que puede ayudar a relajarse y no sentirse inseguro es recordar que la propia experiencia corporal y de crecimiento de las y los adolescentes les lleva a tener una idea de lo que significa la intimidad y el pudor, y generalmente necesitan sus propios espacios o momentos, por lo que como madres o padres deben confiar en que ellas/os dirán qué necesitan saber realmente.

Busque un momento propicio

Cotidianamente, se tienen muchas oportunidades de abordar estos temas con ellas/os, como cuando ven un programa de televisión, un comercial sobre el cuerpo de las mujeres o cuando hablan de cantantes. Todos los días se presentan estas excelentes oportunidades para que la plática sea más fácil y fluida.

Actitud positiva

Más allá de la vergüenza, existen otras razones por las cuales las y los adolescentes dejan de acercarse a su madre o padre para preguntarle o decirle lo que les ocurre; entre ellas se encuentran las actitudes. Las actitudes de una persona son negativas cuando algo le desagrada o no está de acuerdo y positivas, cuando algo sí le gusta y le parece adecuado o correcto. Las actitudes se reflejan no solo en la información que la persona da, sino en las expresiones que utiliza, que a veces no concuerdan con lo que se dice o expresa corporalmente.

Genere un ambiente de empatía

Haga a un lado o dé menos importancia a los pensamientos y necesidades propias. Conectar con las de su hija o hijo adolescente, puede ayudar a abordar esos temas que generalmente pueden ser difíciles de platicar.

Evitar mensajes contradictorios

Alguien puede dar una información muy clara sobre los métodos anticonceptivos, haciendo énfasis en la responsabilidad, pero en algún momento hace un comentario como “nada más cuídate de que no te vean con eso porque van a pensar mal de ti”. ¿Qué mensaje está dando entonces? ¿A qué se refiere con “pensar mal de ti”? Este tipo de mensajes suelen confundir a las y los adolescentes. Por una parte, se está pidiendo que sea responsable de cuidarse usando un método anticonceptivo para no embarazarse, y por la otra, también se le dice que eso está mal visto. Ambas ideas juntas no son coherentes y generan confusión en la o el adolescente.

Cuidar las expresiones no verbales

Estas incluyen los gestos de la cara (sonreír, alzar las cejas, fruncir el ceño y otras) los gestos de sus manos (manotear, ocultar las manos, frotarlas), su postura corporal (alejada, cercana, de espaldas), su mirada (confiada, evasiva, demasiado fija, etcétera.), el tono de voz que utiliza (bajo, fuerte, a gritos, rápido o lento) y otro tipo de señales como el reírse, si toca a la otra persona o evita el contacto.

Coherencia entre lo verbal y lo no verbal

La falta de coherencia entre lo que se dice y las expresiones no verbales puede hacer que tu hija o hijo adolescente no sienta confianza de hablar contigo. Por ejemplo, cuando una madre le dice a su hija adolescente “Hija, confía en mí; conmigo puedes hablar de todas tus dudas y experiencias acerca de tu cuerpo y tu sexualidad”, y se lo ha dicho con mucha seriedad, con el ceño fruncido, con los brazos cruzados, agachándose y sin mirarla a los ojos. Evidentemente esta invitación verbal de la madre no es coherente con esas expresiones no verbales que denotan desconfianza, enojo o hasta temor de la madre para abordar ese tema.


Observe el siguiente video para saber cómo tener mayor confianza y claridad al hablar sobre sexualidad con las y los adolescentes.

IMPORTANTE

Hablar acerca de sexualidad con las y los adolescentes es un proceso continuo, no se trata de una sola charla, sino de un diálogo abierto y constante a medida que crecen y enfrentan nuevas etapas en su vida.



¿Por qué las familias deben brindar educación integral en sexualidad con perspectiva de género?

Incorporar la “perspectiva de género” en la educación integral en sexualidad (EIS) significa brindar orientación y acompañamiento a las y los adolescentes desde una mirada que pone atención en cómo aprenden a ser hombres y mujeres a través de la convivencia en su hogar, escuela y comunidad y con la influencia de las redes sociales, la televisión, el cine, la música, los libros, etc., por ejemplo, las personas adolescentes pueden estar expuestas a los siguientes mensajes:


Haga clic sobre cada una de las siguientes etiquetas y reflexione sobre las frases que comúnmente se dicen sobre cómo deben ser los hombres y las mujeres.

Tener hijos se convierte en motivo de realización personal

Te dedicas demasiado al trabajo y te estás tardando para ser mamá

No saben cuidar de los otros

No le dejes cargar al niño, porque es tan brusco que seguro lo lastima

Su deber es mantenerse en casa

¿Qué haces tan noche? Una señorita no sale a esta hora

Expresan mayor agresividad

Yo no me rajo, porque soy muy hombre

Las labores domésticas son su responsabilidad

Ya sabes hacer de comer, ya te puedes casar

Su deber es reprender a las hijas e hijos

Ahora que llegue tu papá ya verás, te voy a acusar con él

Deben ser obedientes

Una buena mujercita no le contesta a su marido

El trabajo remunerado es su responsabilidad

Búscate un buen hombre, con un buen trabajo

Demuestran y requieren afecto en exceso

Las mujeres son sensibles, les gusta que les hablen de amor

Tener hijos no representa un motivo de realización personal

Es un hombre que se ha realizado, tiene un buen trabajo y gana muy bien

La crianza de las hijas e hijos es su principal responsabilidad

Son las mamás las que educan a los machos

Pueden salir a la calle sin restricciones

Claro que tu hermano si puede llegar tarde, para eso es hombre

Desarrollan un “instinto” para el cuidado de otros

Así somos las mujeres, cuidamos por naturaleza y nos gustan los niños

Son racionales y no se guían por afectos

Los hombres siempre tienen la cabeza fría, no se dejan influir

Pocas veces controlan sus instintos sexuales

Cuando te entra la calentura, el cerebro te deja de funcionar


Es así que diariamente las y los adolescentes se enfrentan a una gran cantidad de mensajes sobre cómo deben verse, comportarse y relacionarse hombres y mujeres y esto impacta en cómo viven su sexualidad. A continuación, se presentan algunas creencias que aprenden las y los adolescentes sobre sexualidad en su vida cotidiana:

Creencias sobre cómo deben ser las mujeres y su sexualidad:

Mujer con lenceria
  • Son débiles, delicadas e inexpertas (no saben lo que quieren)
  • Para ser deseadas deben ser bellas, sexys, “vírgenes”, sumisas y complacientes
  • Para tener sexo deben amar o casarse
  • Tienen sexo con fines reproductivos (para tener un bebé)
  • Si tienen muchas parejas son valoradas negativamente

Creencias sobre cómo deben ser los hombres y su sexualidad:

  • Son fuertes, seductores y expertos (ellos toman las decisiones)
  • Para ser deseados deben tener dinero
  • Pueden tener sexo sin amor
  • Tienen sexo por placer
  • Si tienen muchas parejas son valorados positivamente
Hombre en ropa interior

Muchas de estas creencias refuerzan ideales, prejuicios y prácticas que pueden influir negativamente en la percepción que tienen las y los adolescentes sobre:

  • Su propio cuerpo: para las y los adolescentes suele ser importante su apariencia porque ésta juega un papel determinante en la manera de relacionarse consigo mismos y con las demás personas, por ejemplo, hay adolescentes que pueden ver afectada su autoestima al sentir que su cuerpo no encaja en determinados estándares de belleza o no resulta atractivo para sus pares; también, puede suceder que sientan rechazó hacia los cambios físicos que experimentan durante esta etapa por las burlas, insultos y otras agresiones que la gente suele minimizar y normalizar, sobre todo en las redes sociales, por ejemplo, cuando un grupo de adolescentes acosa a una de sus compañeras por el tamaño de sus senos o la molesta por haber manchado su ropa durante la menstruación.
  • Las relaciones de afecto: las películas, series, canciones y programas de televisión que consumen las y los adolescentes frecuentemente difunden ideas sobre cómo debe ser el amor o las relaciones entre hombres y mujeres, por ejemplo, los celos suelen mostrarse como un reflejo del interés y pasión desbordada que sienten los hombres o como “locura” y “toxicidad” de las mujeres, pocas veces se plantean como un detonante o forma de violencia que debe evitarse; igualmente, es común que se destaque como una virtud el que los hombres “tengan muchas mujeres” y no se dejen “manipular” por ellas.
  • Las relaciones sexuales: el acceso a pornografía durante la adolescencia puede generar una visión y expectativas distintas a lo que ocurre en un encuentro sexual basado en el respeto a la dignidad y las decisiones de las personas involucradas, ya que muchas veces las mujeres son presentadas como objetos sexuales que pueden ser sometidos y violentados para la satisfacción sexual de los hombres. Por otro lado, la idealización de las relaciones sexuales como una “muestra de amor” puede orillar o presionar a las personas adolescentes (particularmente, a las mujeres) a iniciar o tener vida sexual sin sentirse preparadas o plenamente convencidas de ello.
Adolescentes tomados de la mano

Cabe mencionar que brindar EIS con perspectiva de género en el ámbito familiar implica reconocer que las y los adolescentes deben tener las mismas oportunidades para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, sin que ellas enfrenten restricciones o mayores exigencias por el simple hecho de ser mujeres, por ejemplo, que no se les prohíba tener novio (o se les regañe y maltrate) porque “pueden salir embarazadas”. Tampoco se debe considerar que sólo en ellas recae la “responsabilidad” o la “obligación” de usar métodos anticonceptivos y que “es su culpa” si se embarazan, pues los adolescentes varones también deben tomar y asumir decisiones sobre el uso de métodos anticonceptivos y el ejercicio de su sexualidad.

Una familia que decide incorporar la perspectiva de género en la EIS también reconoce que las y los adolescentes tienen derecho a que se respete su:

  • Orientación sexual:por ejemplo, pueden ser mujeres lesbianas (se sienten atraídas sexual y afectivamente por otras mujeres), hombres gais (se sienten atraídos sexual y afectivamente por otros hombres), personas bisexuales (sienten atracción sexual y afectiva por hombres y mujeres), personas asexuales (sienten poca o nada de atracción, interés o deseo sexual por otras personas), etc.
  • Identidad de género: desde que nacen, las personas son consideradas, tratadas y educadas como hombres o mujeres por tener pene o vagina, pero hay quienes tienen una identidad que rompe con esto como es el caso de las personas trans, no binarias, queer, etc.
  • Expresión de género: cada persona adolescente puede vestirse, peinarse, maquillarse, comportarse y nombrarse como se sienta más cómoda y feliz, por ejemplo, un adolescente puede identificarse a sí mismo como hombre y, al mismo tiempo, ponerse vestidos y pintarse los labios.
Diversidad de orientaciónes sexuales

Cuando los padres, madres y personas cuidadoras toman en cuenta todas estas cuestiones pueden brindar una EIS que contribuya a que tanto las adolescentes mujeres como los adolescentes varones:

  • Conozcan, acepten y cuiden su cuerpo sin que les afecten los prejuicios sociales sobre cómo deben verse hombres y mujeres.
  • Establezcan relaciones afectivas y sexuales de manera libre, responsable e informada en el momento que se sientan listos para ello, sin presiones, miedos, inseguridades o violencia de por medio, estableciendo sus propios límites y respetando los de los demás.


Haga clic sobre “Aprendamos cómo…” para encontrar materiales de consulta complementarios
y actividades que puede realizar junto con las y los adolescentes.

Aprendamos más

Las y los adolescentes tienen derechos sexuales y reproductivos respaldados por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y otras normas nacionales e internacionales. Para comprender de mejor manera cada derecho se recomienda que:

1) Las personas adolescentes y adultas revisen la información que se presenta a continuación y conversen abiertamente sobre cada derecho escuchándose mutuamente y compartiendo sus perspectivas.


Pulse sobre cada imagen para conocer los derechos sexuales de adolescentes y jóvenes.

Derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre su cuerpo y su sexualidad Derecho a ejercer y disfrutar plenamente su sexualidad Derecho a manifestar públicamente sus afectos Derecho a decidir libremente con quién o quiénes relacionarse afectiva, erótica y socialmente Derecho a que se respete su privacidad e intimidad y a que  se resguarde confidencialmente su información personal Derecho a la vida, a la integridad física, psicológica y sexual, a vivir libres de violencia Derecho a decidir de manera libre e informada sobre su vida reproductiva Derecho a la igualdad Derecho a vivir libres de discriminación Derecho a la información actualizada, veraz, completa, científica y laica sobre sexualidad Derecho a la educación integral en sexualidad Derecho a los servicios de salud sexual y reproductiva Derecho a la identidad sexual Derecho a la participación en las políticas públicas sobre sexualidad y reproducción

1. Derecho a decidir de forma libre, autónoma e informada sobre su cuerpo y su sexualidad

Este Derecho se ejerce de acuerdo con sus facultades en evolución.

La libertad y la autonomía son derechos esenciales reconocidos constitucionalmente como fundamentales y que hacen referencia a las condiciones indispensables de toda persona.

En estos se encuentra el derecho a la vida, a la integridad personal y a la libertad de ideas, religión y circulación; a la seguridad; al honor, a la intimidad personal y familiar, y a la propia imagen; al matrimonio consensuado y la inviolabilidad de domicilio y de las comunicaciones.

Estos derechos son indispensables para el ejercicio de una sexualidad libre, autónoma e informada, sin injerencias arbitrarias por parte de terceros; por ello, el Estado debe propiciar ambientes que garanticen el respeto a la autodeterminación de adolescentes y jóvenes para decidir en libertad.

2. Derecho a ejercer y disfrutar plenamente su sexualidad

Vivir cualquier experiencia, expresión sexual, erótica o de género que elijan, siempre que sea con pleno respeto a los derechos de las personas involucradas y acorde con sus facultades en evolución, como práctica de una vida emocional y sexual plena, protegida y placentera.

El Estado debe garantizar que el ejercicio de este derecho sea libre de presiones, discriminación, inducción al remordimiento o castigo por ejercer o no actividades relacionadas con el conocimiento, exploración y disfrute de su cuerpo y su sexualidad.

3. Derecho a manifestar públicamente sus afectos

Y a ejercer su libertad individual de expresión, manifestación, reunión, identidad sexual, de género y cultural sin prejuicios, discriminación ni violencia.

Las expresiones públicas de afecto contribuyen a la promoción de una cultura armónica, afectiva, libre de violencia y de respeto a la diversidad sexual.

El Estado debe garantizar que los y las adolescentes y jóvenes tengan la posibilidad de expresar libremente sus ideas y afectos, con pleno respeto a los derechos de las demás personas, sin que por ello se les discrimine, limite, cuestione, extorsione, lastime, amenace y/o agreda verbal, física, sexual o psicológicamente.

4. Derecho a decidir libremente con quién o quiénes relacionarse afectiva, erótica y socialmente

Así como a decidir y ejercer sus prácticas sexuales, elegir las diversas formas de relacionarse, elegir con quién compartir su vida, sexualidad, emociones, deseos, placeres y/o afectos, de manera libre y autónoma.

El Estado debe preservar y garantizar este derecho y tomar medidas contra toda forma de coacción como los matrimonios forzados o la trata de adolescentes y jóvenes con fines de explotación, incluyendo la sexual.

5. Derecho a que se respete su privacidad e intimidad y a que se resguarde confidencialmente su información personal

En todos los ámbitos de su vida, incluyendo el sexual, sin importar la edad, con énfasis en adolescentes.

El cuerpo, sexualidad, espacios, pertenencias y la forma de relacionarse con las demás personas, son parte de su identidad y privacidad, que deben respetarse por igual en los espacios escolares, familiares, sociales, digitales, laborales y los servicios de salud, entre otros.

El Estado tiene la obligación de resguardar la información personal de forma confidencial, por lo que en el ámbito escolar, de salud, digital y laboral debe estar protegida y cualquier persona que tenga acceso a ella está obligada a no difundirla sin su autorización.

6. Derecho a la vida, a la integridad física, psicológica y sexual, a vivir libres de violencia

Y a que no se les someta a ningún tipo de tortura ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes.

Ninguna persona o autoridad, en el ámbito familiar, laboral, escolar y de salud, comunitario e institucional, puede ejercer ningún tipo de violencia, incluyendo la sexual, física, psicológica, patrimonial, económica, ni ninguna acción que tenga como finalidad lesionar o dañar su vida, dignidad, integridad y/o libertad.

Ante la violencia sexual, es obligación del Estado proveer asesoría legal e información y atención médica y psicológica oportuna que incluya tratamiento o profilaxis post exposición para VIH (Virus de Inmunodeficiencia humana) y otras ITS (Infecciones de Transmisión Sexual), anticoncepción de emergencia y aborto legal y seguro, así como acceso a la justicia y reparación del daño.

El Estado debe garantizar espacios y servicios públicos, incluyendo los escolares y los de salud, libres de todos los tipos de violencia.

7. Derecho a decidir de manera libre e informada sobre su vida reproductiva

Si desean o no tener hijas(os), cuántas(os), cada cuándo y con quién, sin que su orientación sexual, estado de salud, identidad de género, edad, estado civil o cualquier otra condición o característica personal sea un impedimento para ello, teniendo en cuenta la evolución de sus facultades, así como sus necesidades.

Las decisiones relacionadas con la reproducción son determinantes para la vida presente y futura, por lo que se deben tomar de manera libre, informada y con autonomía en un contexto de apoyo y seguridad jurídica y de salud.

El Estado debe garantizar y promover el acceso a la información y a los servicios de salud con pertinencia cultural, garantizando su derecho a la confidencialidad, incluyendo el acceso a todos los métodos anticonceptivos, la atención de un embarazo saludable y los servicios de aborto legal y seguro.

8. Derecho a la igualdad

A vivir libres de prejuicios y estereotipos de género que limiten sus capacidades, prácticas y ejercicio pleno de los derechos.

Tienen una diversidad de características y necesidades específicas, pero son iguales en derechos ante la Ley, la que les garantiza la posibilidad de ejercer todos sus derechos sin discriminación, con igualdad de oportunidades y trato digno y equitativo.

El Estado debe garantizar que las políticas públicas respondan a estas características y necesidades, y tomar las medidas apropiadas para modificar los estereotipos de género que refuerzan y promueven imaginarios, prácticas y comportamientos que afectan la salud, la justicia, la igualdad y la equidad en todos los ámbitos de la vida.

9. Derecho a vivir libres de discriminación

Tienen diferentes formas de expresar sus identidades sexuales y culturales, y diferentes formas de vivir y ejercer la sexualidad, sin que se les discrimine por su edad, el origen étnico o nacional, el color de piel, la cultura, el sexo, el género, las discapacidades, la condición social, económica, de salud (incluyendo embarazo, ITS o VIH) o jurídica, la religión, la apariencia física, las características genéticas, la situación migratoria, la lengua, las opiniones, las preferencias sexuales, la identidad o filiación política, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades familiares, el idioma, los antecedentes penales o cualquier otro motivo. Cualquier acto discriminatorio atenta contra su dignidad humana.

El Estado debe garantizar la protección contra cualquier forma de discriminación y tomar las medidas adecuadas para prevenir, atender y sancionar las conductas discriminatorias.

10. Derecho a la información actualizada, veraz, completa, científica y laica sobre sexualidad

Para tomar decisiones libres sobre su vida. Los temas relativos a la sexualidad deben incluir todos los componentes de ésta: el género, el erotismo, los vínculos afectivos, la reproducción, el placer y la diversidad. Esta información deberá estar libre de estereotipos, prejuicios, mitos o culpa, deberá ser laica y estar basada en evidencia científica.

El Estado debe garantizar el acceso a la información de manera continua y con pertinencia intercultural a través de los sectores e instituciones competentes, especialmente en los servicios de salud y educativos. Tal información debe impartirse de acuerdo con sus necesidades particulares y atendiendo a la evolución de sus facultades.

11. Derecho a la educación integral en sexualidad

Que fomente la toma de decisiones libre e informada, la cultura de respeto a la dignidad humana, la igualdad de oportunidades y la equidad.

La educación integral en sexualidad es necesaria para el bienestar físico, mental y social, y para el desarrollo humano en general. Sus contenidos deberán estar actualizados, ser laicos, estar basados en evidencia científica, desde un marco de derechos humanos, con perspectiva de género, pertinencia cultural y estar libres de estereotipos, prejuicios, estigmas, mitos y culpa, teniendo en cuenta la evolución de sus facultades.

El Estado debe implementar, fortalecer y actualizar los programas y estrategias de Educación Integral en Sexualidad involucrando a distintas instancias, sobre todo las educativas y de salud, incluyendo la formación de personal de educación y salud en todos los niveles.

12. Derecho a los servicios de salud sexual y reproductiva

Que sean amigables para adolescentes y jóvenes, confidenciales, de calidad, gratuitos, oportunos y con pertinencia cultural.

Considerando la evolución de sus facultades, tienen derecho a recibir atención y a que no se les niegue el acceso a los servicios por ausencia de padre, madre o tutor(a) legal.

Estos servicios deben incluir consejería con información, orientación y apoyo educativo, provisión de métodos anticonceptivos, aborto legal y seguro y atención durante el embarazo, parto y puerperio, detección oportuna y atención de ITS incluyendo el VIH, detección y atención de la violencia, entre otros. Los servicios de atención sexual y reproductiva deben estar libres de todo tipo de violencia, estigma y discriminación.

Es obligación del Estado garantizar el acceso universal a servicios de salud sexual y reproductiva que promuevan la toma de decisiones de forma libre, informada y autónoma, así como la capacitación y sensibilización permanente del personal de los servicios de salud para atender a adolescentes y jóvenes en toda nuestra diversidad.

13. Derecho a la identidad sexual

A construir, decidir y expresar su identidad de género, orientación sexual e identidad política.

Contar con una identidad jurídica que corresponda con su identidad sexual, les posibilita el pleno acceso a todos los Derechos Humanos, la participación social y la inclusión en la vida económica, política y cultural del país.

El Estado debe garantizar que su identidad sea reconocida en los documentos legales como elemento fundamental para contribuir activamente a la comunidad y construir ciudadanía.

14. Derecho a la participación en las políticas públicas sobre sexualidad y reproducción

En su diseño, implementación, evaluación y seguimiento. Es su derecho incidir en cualquier iniciativa de ley, plan o programa público que involucre los Derechos Sexuales, así como en la asignación y ejecución del presupuesto público.

Tienen derecho a expresarse, manifestarse y asociarse con otras personas adolescentes y/o jóvenes para dialogar, crear y proponer acciones positivas que contribuyan a su salud y bienestar.

El Estado tiene la obligación de garantizar espacios y mecanismos para la participación juvenil, en condiciones de igualdad, así como para la transparencia y la rendición de cuentas.


2) Si usted tiene bajo su responsabilidad el cuidado de adolescentes y sigue con dudas sobre la conveniencia de brindarles educación integral en sexualidad, haga clic aquí para consultar una historieta que de manera clara y entretenida explica la importancia de participar en esta educación para garantizar el bienestar de las y los adolescentes.



Reflexiones finales...

La adolescencia es una etapa llena de cambios y descubrimientos, uno de los más importantes es la exploración de la sexualidad. A menudo, las madres, padres y otras personas cuidadoras pueden preguntarse si están brindando una orientación adecuada para que las y los adolescentes tomen decisiones informadas y responsables sobre su sexualidad.

En este contexto, la educación integral en sexualidad se vuelve una herramienta que pueden emplear las familias para entender y atender las necesidades e inquietudes de las y los adolescentes con acciones que respeten y protejan en todo momento sus derechos sexuales y reproductivos.

Padre con dos hijas adolescentes