Embarazo

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¿Qué hacer en caso de embarazo en un adolescente?

En la mayoría de los casos el embarazo en una hija o por un hijo adolescente, representa un hecho inesperado para las madres, padres o personas a cargo de su cuidado, por lo que se puede generar una amplia gama de reacciones y sentimientos. En esta sección le brindaremos información para hacer frente a esta situación.

Además, conozca cómo favorecer la construcción de un nuevo proyecto de vida, después de un embarazo en adolescentes.


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¿Qué debo tomar en cuenta para orientar a mis hijas e hijos ante su nueva etapa de madres y/o padres adolescentes?

En general, la vida de cualquier mujer ( y de diferente modo también la vida del hombre ) cambia ante la presencia de un embarazo. Sin embargo, cuando se trata de una pareja de adolescentes, el embarazo incide de manera trascendental en sus vidas y casi siempre es visto por las madres y padres como un problema y como un punto de partida de muchas nuevas preocupaciones por la atención que se requerirá para la adolescente durante todo el embarazo, y la posterior atención, manutención y crianza de la o el bebé.


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Reacciones y sentimientos Factores que determinan ciertas reacciones Formas de enfrentar la situación Reacciones en el hombre adolescente Papel de la familia Inteligencia emocional Acciones de padres y madres Embarazo o aborto Maternidad y paternidad responsables Favorecer el bienestar de la familia Instancias de apoyo

Reacciones y sentimientos:

Como se mencionó, en la mayoría de los casos, ante una situación de embarazo en una hija o por un hijo adolescente, las madres y padres se enfrentan a un hecho inesperado y existe una amplia gama de reacciones y sentimientos; algunas personas pueden sentirse enojadas, preocupadas, confundidas o inseguras acerca de lo que está sucediendo, pueden presentar miedo, encontrarse ansiosas, sensibles, frustradas o indiferentes. Cada reacción es válida porque las personas son diferentes, la forma en cómo actuen dependerá de sus nuevos aprendizajes o reaprendizajes.

Factores que determinan ciertas reacciones:

Un embarazo en la adolescencia puede provocar una serie de discusiones, conversaciones, negociaciones y decisiones para afrontar la nueva situación, movilizará los recursos afectivos y materiales con los que se cuente y las habilidades con las que puedan desarrollar nuevas estrategias de solución. La forma de reaccionar depende de muchos factores, por ejemplo, la naturaleza de la situación (embarazo planeado, no planeado, no deseado o producto de una violación sexual), la experiencia de acontecimientos angustiantes con anterioridad, la historia personal y familiar, la economía familiar, la cultura, las tradiciones y la edad.

Formas de enfrentar la situación:

La manera en que se enfrenta la situación de embarazo, dependerá en gran medida de los intereses y el plan de vida que tenga el o la adolescente, las expectativas que hayan construido al respecto tanto la madre, el padre, y la familia en general, por ejemplo, la conclusión de una carrera profesional o técnica, llegar a tener un buen empleo, aprender un oficio,poseer un bien o inmueble. Si la adolescente que se embaraza no cuenta con un proyecto de vida, no estudia y únicamente ha recibido de su entorno familiar y social, ideas de que la maternidad es la única vía de realización y de valoración social, entonces es muy posible que lo enfrente como algo inesperado, aunque de inicio no le represente mayor conflicto. Al no contar con condiciones para estudiar y superarse a través del estudio, su percepción del embarazo, aunque “sorpresiva” se ajustará a su visión de tener que ser madre y con ello, cumplir un papel importante en su comunidad. En cambio, una adolescente que estudia y que su entorno familiar y social le ha brindado condiciones para continuar estudiando y terminar una carrera, el embarazo sorpresivo y no planeado chocará con las ideas y deseos de superación. Además, en su familia será percibido como un problema que la limitará o alejará de toda posibilidad de terminar su educación media superior y superior, y con ello, las ideas de fracaso y rompimiento de su proyecto de vida estarán presentes. A ambos ejemplos, se suman las nuevas tensiones, problemáticas y preocupaciones relacionadas a sus cuidados como embarazada, la atención médica durante su embarazo, parto y puerperio, así como al futuro próximo para la crianza y manutención del/a recién nacido/a.

Reacciones en el hombre adolescente:

En los casos de embarazo en una pareja adolescente, el hombre lo puede enfrentar como detonador de su papel de proveedor, para lo cual también la familia resulta ser el soporte para realizar ese rol tradicionalmente masculino y, en ocasiones, incluso se asume la experiencia de traer a la adolescente embarazada a vivir a casa de su familia. También es posible que el hombre adolescente viva el embarazo como una presión no deseada, para cumplir con ese papel tradicional de la masculinidad de proveedor, afectando también sus actividades cotidianas y recibiendo las órdenes o indicaciones de su mamá y papá para hacerse cargo de su responsabilidad como futuro padre. También hay casos donde el adolescente recibe todo el apoyo familiar para no hacerse cargo de sus responsabilidades ante ese embarazo, con fundamento en ideas sexistas y machistas que depositan la responsabilidad del embarazo adolescente en la mujer (como cuando escuchas frases que indican “ella se lo buscó por loca”, “por andar dejándose ahora que se aguante y vea qué hace con su hijo”, “mi gallo anda suelto, que agarren a sus gallinas”, etcétera). En ambos casos de embarazo adolescente, sus consecuencias impactarán directamente la salud mental y física de la embarazada, la convivencia familiar, la relación de pareja de la y el adolescente, y de la madre y padre de cada uno (aún más directamente si viven con ella/el), así como en el futuro del/a bebé.

Papel de la familia:

Un evento inesperado como este, también requiere del apoyo y orientación de parte de la familia. Las y los adolescentes que enfrentan un embarazo no dejan de tener derechos humanos, como tampoco dejarán de necesitar la atención y la actitud abierta al cambio y la flexibilidad ante lo inesperado de esa situación, en ello la familia es vital para apoyarles en la toma de decisiones. En este proceso, la dinámica familiar se verá permeada por el tipo de decisiones que se tomen y por el desarrollo del nuevo plan de vida de las y los adolescentes. En este sentido, es importante que la madre y/o el padre, dialoguen y tengan claro de qué manera quieren y se comprometen a apoyar, ya que aún tienen la responsabilidad de brindarle las herramientas pertinentes para su desarrollo y ejercicio de sus derechos humanos, como son el acceso a la salud, la educación, una vivienda, una familia, entre otros. En esta nueva etapa, se busca potencializar las fortalezas humanas, no se trata de mejorar o arreglar “lo que está mal”, sino de sacar a flote los valores y virtudes de las personas para lograr una mejor calidad de vida y un mayor bienestar.

Es así que ante esta nueva situación, será importante tener claridad de lo que sucede a nivel personal (de la madre y/o el padre), como del proceso de asimilación de las y los adolescentes, y brindar así un buen acompañamiento y orientación, antes de tomar decisiones que influyan permanentemente en la dinámica familiar.

Inteligencia emocional:

Es importante estimular la adaptación ante el embarazo adolescente; aspectos como el temperamento, el carácter, el intelecto, la educación, la cultura, las creencias, las tradiciones, entre otros elementos forman parte de las condiciones para esa adaptación. La tarea indudablemente no es fácil, ya que nace de la interrelación de las características físicas, genéticas y sociales de cada persona y su familia, las que determinan a su vez sus decisiones y comportamientos. Para ello, será imprescindible para quienes tienen la responsabilidad del cuidado del adolescente, desarrollar y poner en práctica habilidades psicosociales, así como las que forman parte de la llamada inteligencia emocional (Daniel Goleman, 1996):

  • La capacidad de motivarnos a nosotras/os mismas/os.
  • Perseverar en el desempeño a pesar de las posibles frustraciones.
  • Regular los estados de ánimo.
  • Evitar que la ansiedad interfiera mucho tiempo.
  • Control de impulsos.
  • Confianza en las y los demás.

Acciones de padres y madres:

Ante la situación inesperada de un embarazo en una hija o hijo adolescente, como madres o padres se pueden realizar algunas acciones, que se enlistan a continuación:

  • Poner atención a lo que la y el adolescente siente en el momento que es percibida la situación del embarazo; esto es, observar sus expresiones y escuchar activamente nos dará cuenta de los motivos que la o lo condujo a esta situación, esto dará mayor claridad ante las alternativas de afrontamiento.
  • Manifestarles apoyo, siempre y cuando lo soliciten y ahondar en la forma en que ellas o ellos quieren ser apoyados; lo que permitirá elaborar una propuesta de solución, para ser estudiada y modificarla de acuerdo a las necesidades de la situación.
  • Brindarle ayuda y apoyo prácticos, de manera no invasiva, sin presionar o cohesionar.
  • Evaluar las necesidades y preocupaciones ante posibles riesgos, como por ejemplo, los de la salud de la adolescente embarazada.
  • Orientar a las y los adolescentes a detectar y entender sus necesidades básicas (alimentación, atención médica prenatal, apoyo escolar, etcétera.).
  • Reconfortar a las y los adolescentes para disminuir la tensión que genera el evento.
  • Orientarles y apoyarles a acceder a la información, servicios y apoyos sociales que brindan las instituciones públicas.
  • Orientar a las y los adolescentes en su toma de decisiones, considerando principalmente sus puntos de vista, la valoración de sí mismas/os, el reconocimiento de sus aptitudes y frustraciones, la información o recursos con los que cuentan, la congruencia de sus decisiones y su visión de las posibles consecuencias.

Embarazo o aborto:

Un asunto que muchas veces se presenta es el de decidir si se sigue con el embarazo o se interrumpe. Tema complejo que requiere ser abordado con respeto y confianza de parte de la adolescente con su familia. En el caso de que se haya decidido seguir con el embarazo, será necesario planear la incorporación de servicios integrales de salud materna en la atención primaria de salud lo antes posible, para una atención eficaz y asegurar el acceso a servicios de obstetricia y atención neonatal de urgencia si se requiere. Si se ha decidido interrumpir el embarazo es importante que se informen y sea realizado de la manera más segura, para ello le invitamos a revisar Interrupción Legal del Embarazo (ILE), CDMX.

Maternidad y paternidad responsable:

Tanto hombres como mujeres tienen la posibilidad de elegir ser madres o padres, pero todo derecho implica también obligaciones y responsabilidades, que en este caso son determinantes y vale la pena reflexionar en ellas. Entender la responsabilidad como la facultad de responder (con actitudes y acciones) ante las consecuencias de los propios actos, decisiones y elecciones, nos ayuda a visualizar que la paternidad y la maternidad no se limitan solo a la función biológica de transmisión de la vida, sino también al devenir histórico, cultural y social de un ser humano poseedor de derechos.

Se considera la maternidad y la paternidad responsable, como las actitudes de compromiso profundo asumidos con madurez y conciencia por las personas al decidir transmitir la vida a otro ser. El asumir ser madre o padre debe ser un proceso consciente y responsable, lo que implica velar por el desarrollo integral de las y los hijos: proporcionarles el cuidado de la salud, formación, educación y afecto, de modo que ellas y ellos se integren a la sociedad como mujeres y hombres involucrados en una ciudadanía activa. Para ello, es importante considerar lo siguiente:

  • Dar vida a un hijo/a es un hecho de máxima trascendencia y, como tal, implica una responsabilidad que se debe ser asumida.
  • Se deben reunir ciertas condiciones de salud y madurez, tanto individual como de pareja, para alcanzar plenamente el papel de madre y padre.
  • Hay que suministrar a las y los hijos los medios materiales necesarios para que puedan desarrollarse en forma integral.

Incluye generar un lugar de respeto, de estímulo para el desarrollo de las mejores cualidades de cada quien, un encuentro enriquecedor de diferencias, crear un espacio en el cual nacer, transcurrir y morir permite darle un sentido a la vida.

Favorecer el bienestar de la familia:

Madres y padres, o quienes tienen la responsabilidad del cuidado de adolescentes, deben fomentar la maternidad y la paternidad responsable en sus hijas e hijos en situación de embarazo en esta etapa de sus vidas. Combinar tanto la maternidad como la paternidad con las responsabilidades escolares no es una cuestión sencilla y puede realizarse aunque requiere de un mayor esfuerzo y del apoyo de toda la familia o personas cercanas que se involucren en la educación.

Es muy importante favorecer que a las madres adolescentes no se les cargue toda la responsabilidad de la crianza, ni que se les obligue a casarse o a unirse con el padre de la hija/o, sobre todo si ella o él no lo desean. Ya que puede coartar su futuro y exponerla a vivir situaciones de violencia. Así también, es muy importante que los varones adolescentes que serán padres, sean incluidos en las nuevas responsabilidades paternas (sin la necesidad de estar comprometidos en matrimonio o unión libre), y no exclusivamente en lo económico, sino también en el ámbito emocional, educativo, de convivencia diaria, el compartir los cuidados y la crianza. Esto es fundamental pues fomentar una paternidad responsable en los varones les ayuda a madurar y a expresar sus emociones, además de que esto contribuye a ir formando una sociedad más justa e igualitaria. Asimismo, es muy conveniente puesto que contribuirán también al desarrollo emocional de sus propias hijas e hijos. Lo anterior, forma un círculo virtuoso que definitivamente favorece el bienestar de la y el adolescente y del/a futuro hijo/a, así como la construcción social de la igualdad entre hombres y mujeres.

Instancias de apoyo:

Para ayudar a las y los adolescentes hay que informarnos y buscar las diferentes opciones de soporte que existen en nuestro país. Por ejemplo, la Secretaría de Desarrollo Social, con el programa Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras, apoya a las madres de cualquier edad, que estudian, trabajan o buscan empleo, así como a los padres solos con hijas, hijos, niñas o niños bajo su cuidado, cubriendo el costo de los servicios de cuidado y atención infantil. Para mayor información, consulte la página: Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras, SEDESOL.




¿Cómo ayudar a mi hija o hijo a construir un nuevo proyecto de vida respetando sus propias decisiones?

Reproduzca el video para conocer cómo apoyar a su hijo o hija a realizar un proyecto de vida.



Pulse sobre cada ámbito del directorio para conocer más.

Ámbito salud

Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva

Servicios de salud Amigables para Adolescentes:

Salud sexual y reproductiva de adolescentes

Servicios especializados de atención a la violencia

01800 MATERNA (01800 6283762)

Instituto Nacional de las Mujeres

Herramientas para acceder a una vida libre de violencia:

Vida Sin Violencia

Ámbito educativo

Ámbito económico

Instituto Mexicano de la Juventud

Becas y servicios educativos:

Becas académicas



Servicio Nacional de Empleo

Servicio nacional de empleo:

Portal del Empleo

01800 8412020




¿Y si mi hija o hijo ya tiene relaciones sexuales?

Caso 1. “¡Es que tú no sabes lo que es el amor, mamá!”

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Yo soy Martina, tengo 45 años y tengo un hijo de 25 y una hija de 15 años. Actualmente vivo con mi hija. Generalmente ella y yo nos llevamos bien, siempre platicamos de cómo le va en la escuela y de sus amigas. Pero de su novio casi no me platica, porque dice que lo que pasa entre ellos es “un asunto de dos nada más” y que debo respetarla.

El otro día la regañé porque llegó tarde. Tuvimos una pelea muy fuerte porque le dije que no me gustaba el muchacho con el que estaba saliendo, le quita mucho tiempo y es un año mayor que ella. La verdad no estaba enojada por eso, sino porque tengo miedo de que mi hija esté teniendo relaciones sexuales y termine embarazada, como le pasó a mi sobrina.

Yo no sé cómo hablar con mi hija, la verdad me da mucha pena. Yo sé que en la escuela ya les hablaron sobre la sexualidad, de cómo cuidarse… pero yo la veo muy enamorada y me da miedo que el amor la “atonte”. Ya no me deja que entre a su cuarto o que la vea en ropa interior, cuando antes no le importaba. El otro día se enfermó y me dijo que tenía cólicos, pero cuando quise acompañarla al médico me dijo que no y se fue muy molesta.

Estoy preocupada. He llegado a sospechar que está embarazada. Pero ¿Cómo le pregunto? ¿Qué le digo? ¿Cómo le hago? Y si me dice que sí, ¿Qué hago? Seguramente me voy a enojar mucho y le voy a gritar, o hasta le puedo pegar. He notado que cuando hablo con ella siempre terminamos en pleito.

El otro día la preocupación me ganó y quise preguntarle cómo iba su relación con su novio. Pero cuando le empecé a contar de mis preocupaciones, ella reaccionó muy molesta y me acusó de no confiar en ella. Me dijo “¡Es que tú no sabes lo que es el amor, mamá! Piensas que porque mi papá no te quiso y te dejó, me va a pasar lo mismo a mí.” Se fue a su cuarto y se encerró. Lo que me dijo me hizo dudar aún más ¿será que de verdad estará embarazada?


¿Qué opina sobre el caso?

Aunque su hija ha recibido clases en la escuela sobre sexualidad y ya sabe muchas cosas, Martina tiene mucho miedo de que el amor “atonte” a su hija; Martina quiso decir, que tiene miedo a que su hija tome malas decisiones, que se enfoque demasiado en su relación de noviazgo y que descuide su escuela, su salud o los planes que tiene a futuro. ¿Qué haría en su lugar?


Seleccione la respuesta que crea conveniente.

  1. Le prohibiría que anduviera con el novio, porque ella es muy pequeña todavía.
  2. Le diría a mi hija que, si “me sale con que está embarazada”, que ya no la voy a apoyar, así que debe pensar muy bien en lo que hace.
  3. Buscaría un momento adecuado para hablar con ella sobre lo que piensa del amor de manera introductoria y en lo posible profundizar en el tema.
  4. Primero la castigaría por hablarme así y le diría que, si no está a gusto conmigo, pues que se vaya con su papá, para que él la eduque.

Si bien, antes de que las/los adolescentes lleguen a la mayoría de edad, sus madres/padres o quien los cuida, pueden decidir por ellas/ellos, esto no es lo más aconsejable. Si queremos que lleguen a ser personas responsables tenemos que enseñarles a tomar decisiones, a pensar en las consecuencias que pueden tener y sobre todo a buscar alternativas. Negociar puede ser una opción más efectiva que imponer.

Aunque en ocasiones nuestra intención es hacerles ver las consecuencias de sus actos, frases como éstas se pueden entender como amenazas y generar reacciones negativas (pensar que no les queremos o valoramos), evasivas (“eso nunca va a pasar”) o impulsivas (“pues si tú no me apoyas me voy de la casa”). Podemos decir algo parecido, pero de formas más efectivas. Además, el quitarles nuestro apoyo puede dejar a las jóvenes en una situación de mayor vulnerabilidad. Es importante aprender a comunicar los límites para que no suenen como una amenaza.

Hablar del amor con tu hija puede ser un primer paso. ¿Y qué le vas a decir sobre el amor? ¿Vas a escucharla o solamente querrás que ella te escuche? ¿Qué piensas tú sobre el amor? El amor romántico muchas veces nos lleva a creer cosas que en la realidad no se cumplen. Es posible tener una propuesta donde se considera el amor propio, la libertad, el respeto y la consideración de la otra persona. Las y los jóvenes pueden disfrutar del amor sin que esto les “atonte” o les haga tomar malas decisiones.

Si bien, es comprensible tu enojo por el comportamiento que pueda tener tu hija, es necesario que no nos dejemos llevar por el enojo. Si sentimos que el tema es demasiado “espinoso” o que nuestro estado emocional hará que digamos cosas de las que nos vamos a arrepentir, es mejor trabajar con nuestro enojo antes de empezar una conversación.


¿Qué fue lo que hizo Martina?


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En el caso de Martina, ella reconoció a tiempo la importancia que tiene la prevención: aunque realmente su hija no se encontraba embarazada, ya había iniciado su vida sexual. Con esta información, decidió hablarle a su hija sobre los métodos anticonceptivos que existen y la necesidad de acudir a la consulta médica para que le ofrezcan la gama de recursos más adecuados para ella.

Martina buscó apoyo para saber cómo hablarle a su hija sobre el amor de pareja: a pesar de que el amor sea muy fuerte o muy intenso, debemos de pensar a futuro para poder disfrutar mejor la relación.

La hija de Martina también le hizo saber a su madre que estaba preocupada por verla “sola” tantos años después del divorcio; que ella no quería quedarse “sola” también y por eso había aceptado tener relaciones con su novio. Es importante considerar que no todo lo que “hacemos por amor” es lo correcto, sobre todo si existe presión o violencia en sus diversas modalidades de por medio. El inicio de la vida sexual es una decisión personal, que debe ser pensada desde el autocuidado de cada quién, su bienestar y placer, sin anteponer el bienestar y placer de otras personas.


Muchas chicas comentan que iniciaron su vida sexual “por amor” aunque no se sentían preparadas. Pensar que el amor significa olvidarnos de nosotras/os nos pone en riesgo.



¿Quién tiene la decisión de interrumpir un embarazo?

Caso 2. “Jamás piensas que te puede pasar a ti”

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Yo soy Germán y tengo una hija de 13 años. Mi esposa Liz y yo acabamos de recibir una noticia, que es algo que jamás piensas que te podría pasar. Mi hija, Ana Luisa, es una niña muy responsable, muy dedicada a la escuela, quiere ser abogada. Hace una semana mi esposa Liz me dijo que veía rara a mi hija, porque ya no comía y a veces se quedaba pensativa… como ida. Comenzó a decir que ya no quería ir a la escuela y cuando le preguntaba la razón me decía “pues porque soy tonta y nunca se me va a quitar”. Al principio pensé que era algo normal de la adolescencia, que seguramente era flojera o berrinche, como mis hijos mayores.

Un día, mi esposa Liz me dijo muy clarito: “yo creo que la niña está embarazada”. Al principio sentí mucho miedo y luego, no sé por qué, pero me enojé muchísimo.

Un día entré al cuarto de mi hija, porque mi esposa gritaba y Ana Luisa lloraba sin decir nada. Mi esposa me dijo “¿Ya ves? Te lo dije, te dije que estaba embarazada, me lo acaba de decir”. Yo no supe que hacer. Me quedé paralizado. Tuve muchas ganas de ponerme a llorar, pero las lágrimas no me salían. Me fui con mis amigos a tomar unas cervezas. Como dicen por ahí, a ahogar las penas.

Y Al otro día, mi esposa Liz me contó lo que pasó: “La violaron, Germán, la violaron. Una tarde que regresaba de la escuela, un hombre la jaló por un brazo y la metió a la fuerza en un coche. Ella por el miedo no supo que hacer, trató de defenderse, pero no pudo. Y ahora está embarazada. Ella no dijo nada porque tenía mucho miedo. La amenazaron con lastimar a su familia si se atrevía a hablar”.

Tengo mucho enojo por no haber estado más al pendiente de ella. Quisiera matar al tipo que le hizo esto. Pero ya es imposible saber quién fue, o eso me dijeron en el Ministerio Público. El día que mi esposa Liz entró con ella, y yo esperé a que salieran del consultorio, el médico dijo que tiene dos meses de embarazo y hay que practicarle estudios en un mes más, para saber si hubo contagio de alguna infección de transmisión sexual.

También me dijo que por tener menos de 12 semanas y por ser producto de una violación, existe la posibilidad de interrumpir el embarazo de manera legal. Al principio le dije que no, que estaba loco. Pero ahora que lo pienso bien, no sé qué será lo mejor. Siento que ya fallé como padre. Ahora que está embarazada ¿qué puedo hacer?, ¿cómo le hago?


¿Qué opina sobre el caso?

La hija de Germán vivió una violación sexual por parte de un desconocido. Germán siempre supo que su hija era una joven responsable, por eso no sospechaba de un embarazo cuando vio cambios en el comportamiento de su hija. Sin embargo, por la violación, su hija está embarazada. Como ella tenía mucho miedo, no le dijo nada a nadie. Él se siente muy mal y quiere ayudar a su hija a superar lo que le ha pasado, pero no sabe qué debió hacer o qué hará en el futuro.


Seleccione la respuesta que crea conveniente.

  1. Haberla buscado a la salida de la escuela, para que no le pasara nada. La calle es muy insegura.
  2. No dejarle toda la carga a la mamá. Él también debió de quitarse la pena y acercarse a su hija para preguntarle qué estaba sucediendo.
  3. Hablar con su hija para enseñarle cómo darse cuenta de situaciones peligrosas y qué hacer si alguien la agredía.
  4. Nada. En estos casos no se puede hacer nada.

Aunque estar al pendiente de nuestras hijas cuando tienen que salir a la calle es algo muy positivo, lamentablemente no es suficiente. Las agresiones no ocurren solamente por parte de desconocidos y en la vía pública; las jovencitas pueden recibir abuso u hostigamiento por parte de personas que conocen y en ambientes familiares, como la escuela o su hogar. Es importante que nuestras hijas conozcan señales de alerta, tanto en la calle como en los ambientes donde se desenvuelven y que en el caso de que sufran una agresión, se sientan con la confianza de hablarlo y recibir atención urgente. También crear redes de prevención y apoyo en nuestras colonias y comunidades y con las autoridades del lugar en que vivimos para cuidarnos entre todas y todos.

El hecho de que los padres se acerquen a hablar con sus hijas es algo muy positivo. Cuando los varones se involucran más en la crianza de sus hijas e hijos se obtienen muchos beneficios para los diferentes miembros de la familia. Sin embargo, para ellos no es fácil, hay muchas ideas y formas de educar que no permiten que los padres se acerquen. Es importante que conozcamos estas ideas y construyamos formas diferentes de pensar la paternidad. Si Germán hubiera tenido más confianza con su hija, tal vez ella hubiera hablado sobre lo que le pasó más pronto y hubiera recibido una atención adecuada.

Enseñarles a nuestras hijas como cuidarse cuando tienen que salir a la calle es algo muy positivo y les ayuda a enfrentar situaciones conflictivas, así como enseñarles también que hacer cuando alguien que conocen las molesta o las violenta. Las agresiones sexuales no ocurren solamente por parte de desconocidos y en la vía pública; las jovencitas pueden recibir abuso u hostigamiento en ambientes familiares, como la escuela o su hogar. Es importante que nuestras hijas conozcan señales de alerta, tanto en la calle como en los ambientes donde se desenvuelven y que en el caso de que sufran una agresión, se sientan con la confianza de hablarlo y recibir atención urgente.

Muchas ocasiones este tipo de situaciones nos hacen sentir desesperanza o que las cosas van muy mal. Sin embargo, siempre se puede hacer algo. Si bien no podemos evitar que las agresiones sexuales ocurran de un día al otro, podemos comenzar con un cambio pequeño pero significativo. Prevenir este tipo de situaciones es más fácil si trabajamos en conjunto, si prestamos atención a señales de alerta, si no guardamos silencio cuando vemos a alguien que molesta a una jovencita, si enseñamos a los varones que “no es no” y que deben de respetar el cuerpo de las mujeres. Por otro lado, también la atención oportuna de las víctimas de agresión sexual también previene que se generen otras situaciones en un futuro. Ello aunado a la cultura de la denuncia que debemos tener el valor de construir, puede ayudar a reducir este grave problema que es la violación.


¿Qué fue lo que hizo Germán?


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Germán reconoció que no podía seguir “haciéndose el fuerte” y buscó apoyo con una especialista que le ayudó a hablar de lo que le estaba pasando.

Le explicó que para su hija lo más importante es sentirse respaldada y que con el apoyo adecuado podrá superar lo que le ocurrió.

Germán se dio cuenta de que era necesario estar en mayor comunicación con Ana Luisa y así lo hizo, tratando de demostrar su afecto; aunque al comienzo le costó trabajo, se dio cuenta de que le hacía mucho bien a él y a su hija.

Se dio cuenta también de que si su consumo de alcohol había generado problemas con su familia era importante resolverlo. Situaciones como la que vivieron no siempre es posible prevenirlas, pero la confianza en la familia hace que las cosas se sepan a tiempo.

Germán, con la “cabeza más fría” le dijo a su mujer que él no podía tomar la decisión de interrumpir o no el embarazo, que esa decisión era de su hija y que la tenía que respetar. Su esposa estuvo de acuerdo y ha permitido que las consejeras de una asociación civil acompañen a su hija en el proceso. El hermano de Ana Luisa no se ha separado de ella, pero al no saber qué decir, le ha expresado su afecto y su apoyo con un fuerte abrazo.




¿Ser mujeres y hombres plenas(os), recae únicamente en la maternidad y paternidad?

Caso 3. “La nuera”

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Yo me llamo Magdalena, tengo 33 años. Tengo 3 hijos y 2 hijas. Mi hijo más grande ya está de esposo con una muchacha del pueblo. Es buena muchacha, muy de su casa, la gente habla bien de ella. Al principio como que no me caía bien, pero dicen que así somos las mamás de celosas. Ja, ja, ja, ja.

Bueno, así era mi suegra conmigo. Siempre me decía que le cuidara bien a su hijo. Y pues sí, siempre le eché muchas ganas para que nadie tuviera queja de mí. Cuando yo me casé era más chiquita que mi nuera, tenía como 14 años. En mi casa me decían que ya me estaba tardando, porque nunca había tenido pretendiente. Cuando me casé mi mamá estaba bien contenta. En la noche de bodas me dijo “en la noche, si tienes suerte, para mañana ya vas a ser mamá”. Me daba mucha pena, pero estaba contenta, porque ahora sí me iban a valorar más en mi casa y en casa de mi suegra.

Por eso cuando mi hijo me preguntó que si ya quería nietos pues me emocioné. Y pues mi hijo ya trabaja, ya puede mantener a una familia, ya está casado, ya es hombre. Ahora que vea que tan mujer es la muchacha con la que se casó. Porque una es mujer en la casa. El otro día mi hijo se enojó conmigo porque le pregunté a mi nuera que ¿para cuándo los hijos? Mi hijo dijo que ya habían ido a una clínica del seguro y que ahí les habían dicho que mejor ahorita no, que se esperaran.

Como me quedé con la curiosidad le fui a preguntar a la señorita que pone las vacunas. Me preguntó cuántos años tenía mi nuera y le dije que 18, porque se habían esperado a ser mayores de edad para poder casarse. La señorita me dijo que sí, que era lo mejor que mi hijo se esperara. Que cuando son adolescentes hay más riesgo para la mamá y el bebé, además de que tenían que ahorrar dinero para recibir al bebé.

Me hizo dudar, porque yo tenía menos edad cuando me embaracé y creo que todo me salió bien. Lo que sí me dejó pensando fue en eso de que tenían que ahorrar. Porque yo la pasé muy mal cuando no había dinero, ni para darle de comer a mis niños. Mi esposo se tuvo que ir a la capital un rato y me dejó solita con mis suegros. Como sea, yo ya quiero nietos. Además, así como son en el pueblo, luego van a andar pensando mal. ¿Qué van a decir de mi hijo? ¿Qué no es hombre?

Yo creo que ya es tiempo… aunque, por otro lado, no quiero que pase todo lo que dijo la señorita, que se complique eso del embarazo. Mi hijo dice que mejor no me meta, pero cuando me preguntan mis suegros, la familia, las vecinas… si me dicen que me salió mala la nuera, si hablan mal de la mujer de mi hijo. ¿Qué les digo? o ¿qué puedo hacer? ¿cómo le hago?


¿Qué opina sobre el caso?

Magdalena comentó sobre su ilusión de convertirse pronto en abuela, pero ha visto que su hijo y su nuera están pensando en esperar un poco más, como les dijeron en el centro de salud. Sin embargo, en la comunidad de Magdalena es mal visto que un matrimonio no se embarace pronto, ella no quiere que hablen mal de su nuera o de su hijo. ¿Cuál es su opinión?


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  1. Yo pienso que es más importante la salud de su nuera y que deberían de esperar un poco más. La gente siempre va a opinar y no debemos preocuparnos por el qué dirán.
  2. El dinero siempre va a faltar y cuando hay amor uno tiene proyectos, yo creo no deberían tener miedo y ser papás lo más pronto, porque eso hace que el matrimonio sea más fuerte.
  3. Creo que en esa situación deberían de preguntarle a la esposa, porque al final será ella quien se haga cargo de la responsabilidad.
  4. Yo creo que la gente que piensa como Magdalena son personas que se quedaron en otra época, su hijo debería de ignorarla.

Restarle importancia a la opinión de otras personas puede ser algo positivo, pero no todo mundo puede hacerlo tan fácilmente. A la inmensa mayoría de las personas nos importa lo que se piensa de nosotras, sobre todo cuando se trata de personas cercanas, como nuestra familia de origen o nuestra familia política. En ocasiones las personas nos dan sus opiniones con la mejor de las intenciones, en otras ocasiones los comentarios no son muy positivos. Debemos de aprender a manejar las opiniones ajenas.

Cuando ocurre un embarazo en la adolescencia y no se cuenta con recursos es más difícil que se puedan cubrir las necesidades de las hijas y los hijos. Es mejor buscar las condiciones más apropiadas para decidir un embarazo. Por otro lado, lo que nos dicen las estadísticas sobre los matrimonios que se inician en la adolescencia es que muchos de ellos terminan en divorcio y que la llegada de un hijo o hija puede generar fricciones entre la pareja. A veces le damos mayor peso al sentido común, y puede resultar valioso, pero también podemos abrirnos a escuchar otro tipo de información.

Señalar que hay tomar en cuenta la opinión de la joven es algo muy positivo. Pareciera que a veces no tomamos en cuenta a ciertas personas, o que lo hacemos solamente para hablar de ellas y no para hablar con ellas. En muchas comunidades las mujeres no pueden hacer uso de palabra y casi no son tomadas en cuenta. A veces las mujeres ganan poder cuando se convierten en madres, o en suegras. Pensar en escuchar a las mujeres es un paso muy valioso. Sin embargo, esta afirmación también contiene una frase de cuidado: considerar que la crianza es una labor que recae únicamente en las mujeres no es muy cierto, ya que es responsabilidad de hombres y mujeres.

Probablemente el leer o escuchar el caso de Magdalena, muchas personas consideren que se tratan de formas de pensar “antiguas” o “pasadas de moda”, sin embargo, en muchas de las comunidades de nuestro país existen estas formas de pensar. Una forma más constructiva de enfrentarse a la diferencia es justamente no ignorarla, sino conocerla. Los usos y costumbres en nuestro país son muy importantes, debido a que existe una riqueza cultural muy amplia. Comprender esa diversidad es importante, sobre todo para cambiar situaciones que no respetan los derechos de las personas.


¿Qué postura asumió Magdalena?


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Magdalena encontró muchas más preguntas que hacerle a la persona de la clínica. Al ver el interés que tiene por los temas la ha invitado a formar parte de un grupo de promotoras comunitarias de salud. Apenas va empezando, pero le ha gustado mucho. Una de las primeras cosas que aprendió fue que, aunque “siempre haya sido así, no significa que sea lo mejor”.

Por cierto, desde que dejó de insistir con lo del embarazo, se lleva mejor con su hijo y con su nuera… las dos se ríen juntas muy seguido.

Ahora, cuando escucha a las personas hablar mal de una muchacha porque no se ha casado o no se ha embarazado, se sonríe y se queda pensando: “primero está la salud que las habladas… lo primero es que una esté bien y ya ella que decida cuándo ser una madre”. Magdalena va cambiando poco a poco lo que piensa de las costumbres de su comunidad, porque algunas le gustan mucho y otras no tanto.


En algunas comunidades, las mujeres se embarazan o se casan muy jóvenes porque se cree que eso les dará más valor o reconocimiento social. Se piensa que es lo más importante en sus vidas.



¿Quiénes son responsables de la educación sexual?

Caso 4. “En la fiesta”

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Mi nombre es Carla, yo tengo 28 años. Tengo dos niños: uno de 3 años y otro de 6. Pero mi asunto es con mi hermana: me acaba de decir que sospecha que está embarazada y no sabe qué hacer. Mi hermana tiene 16 años. Apenas va a acabar la secundaria, porque debe muchas materias. Está hecha un relajo. Le gusta mucho el reventón y salir con sus amigas. Estoy muy enojada, incluso he pensado en dejarle de hablar.

Cuando mi papá se fue a vivir a Estados Unidos, yo me quedé a cuidar a mi hermana, que en ese entonces tenía como 6 años. La cuidaba, le revisaba la tarea, le daba de comer... soy como su mamá. Pero yo era muy joven y no sabía cómo educarla. Creo que la consentí demasiado. Me dio mucho miedo de que resintiera la falta de mis papás y me volví muy complaciente con ella.

Mi pareja me decía que tenía que ponerle límites y enseñarle a ser responsable, pero yo siempre le contestaba que era por la edad, que así son todos los adolescentes y que no pasaba nada, que ya luego se “componía”. Debí buscar apoyo, que me enseñaran como educarla. Porque mi papá estaba peor que yo: lo único que hacía era regañarla horrible, o decirle que “le echara ganas”.

Dejé que solita decidiera sobre su vida, no me di cuenta de que alguien le tenía que enseñar. Pensé que eso de la responsabilidad llegaba con la edad. Cuando ella empezó a cambiar y tuvo su primera menstruación, yo le expliqué sobre los cambios de su cuerpo y ella me dijo que “eso ya lo sabía”. Y pensé que como ella “ya sabía todo” pues no hacía falta que habláramos de todo lo demás.

Total, que ella se dejó llevar por el deseo. “Fue en la fiesta”, me dijo. “…conocí a este chavo, nos gustamos y cuando nos pusimos a bailar pues nos dimos unos besos”. Mis amigas me animaron. Me dijeron que si no me ‘aventaba’ era una tonta, porque el chavo estaba muy guapo y se veía que yo le gustaba también. “Nada más supe que se llamaba Ricardo, porque le decían ‘Ricky’”. Se me hizo fácil, la verdad, los dos teníamos ganas y en la casa de Paco se vale de todo, así “que nos prestaron un cuarto.” Así me lo dijo, sin remordimiento alguno.

Después me puse a pensar: ¿y la escuela? ¿A poco la dejarán ir a clases con su panza? ¿De qué va a vivir? ¿Qué va a decir mi papá? Si apenas conoce a este chavo ¿a poco se va a hacer responsable? Ni siquiera son novios. Pero la pregunta que más me pasa por la cabeza es: ¿Qué hice mal? Si ella sabía perfectamente cómo cuidarse, sabe que hay condones, que hay pastillas. ¿Qué pasó entonces?


¿Qué opina sobre este caso?

Carla se sentía muy culpable, por “haber consentido” mucho a su hermana, piensa que no le enseñó a ser responsable y por eso ella tuvo una relación sexual casual y sospecha que está embarazada. Carla tuvo que cumplir las labores de crianza y cuidado, debido a que su papá se encontraba viviendo en Estados Unidos. ¿Tú consideras que tiene razón? ¿Cuáles de las siguientes razones te parece la más acertada?


Seleccione la respuesta que crea conveniente.

  1. Es natural que pase eso, sin una mamá, sin un papá o sin alguien que les oriente, las niñas y los niños se descarrilan, terminan mal.
  2. Pues si tiene la culpa por consentirla, eso pasa cuando les damos demasiada libertad, lo confunden con libertinaje y estas son las consecuencias.
  3. La culpa es de las amigas, porque ellas la animaron a que se fuera con el muchacho que apenas acababa de conocer, ellas la influenciaron.
  4. Pues su hermana es la única responsable, una niña que hace eso no vale la pena, va a seguir haciendo cosas así, porque se le hace fácil.

La diversidad de familias en nuestro país es una realidad, existen diferentes formas de familias y cada una tiene la posibilidad de construir ambientes favorables para el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes. Lo que es importante es que exista comunicación, resolución de conflictos, el apoyo mutuo, los límites, etcétera. Las cuidadoras y cuidadores, como en el caso de Carla, también pueden educar, pero lo importante es que adquieran herramientas para hacerlo.

Es común que cuando vemos a las y los adolescentes con un cuerpo más desarrollado, pensemos que ya son personas adultas y dejemos que “hagan lo que quieran”. Sin embargo, el desarrollo psicológico y emocional depende sobre todo de la educación que reciban o del ejemplo que vean en casa. Esto no significa que no podamos darles libertad, sino que hay que enseñarles a manejar la libertad, poco a poco, de acuerdo a su edad.

Las y los adolescentes están aprendiendo a socializar, y por eso les dan mucha importancia a sus amistades, dejándose influir por ellas. Sin embargo, cuando en el hogar se dan herramientas valiosas y se les enseña a decir “no” a cosas que no les convienen, las influencias de estas personas no importan tanto.

Muchas ocasiones nuestra primera reacción es de enojo o de molestia, porque pensamos que las y los adolescentes pudieron haberse dado cuenta y tomar una mejor decisión. A veces les juzgamos muy duramente. Sin embargo ¿esto nunca nos ha pasado? ¿Nunca hemos tomado una mala decisión? Las personas podemos cometer errores en nuestras vidas. Lo importante es aprender a analizar estas situaciones y tomar mejores decisiones.


¿Qué fue lo que hizo Carla?


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Carla se dio cuenta de que la culpa la paralizaba y la cambió por responsabilidad, decidió no cometer de nuevo el mismo error y en esta ocasión pidió ayuda para aprender cómo apoyar a su hermana en esta etapa de la adolescencia. Fueron juntas a las consultas médicas. En esta ocasión no hubo un embarazo, pero hubo un gran riesgo y tiene que hacerse pruebas de VIH.

El padre de Carla se enteró de la situación y ellas hablaron con él, le propusieron que también se informe o tome cursos en línea para comunicarse mejor con ellas y que la distancia no sea más un pretexto. Carla aprendió sobre la responsabilidad.

Por eso le pide que cada decisión la analice antes de tomarla. Le hace saber que debe ser responsable. Aunque todavía discuten por lo menos una vez a la semana, ya es menos frecuente.


Algunas adolescentes pueden embarazarse por actos de rebeldía. Creen que están tomando sus propias decisiones, aunque en realidad, actuar por impulso no es tomar una decisión.



¿Mi hijo es responsable del embarazo de su novia?

Caso 5. “Mi hijo, el mayor”

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Mi nombre es Andrés y tengo dos hijos adolescentes: Gerardo y Óscar. Yo no puedo pasar mucho tiempo con ellos, pero he procurado que no les falte nada. Mi hijo el mayor, Gerardo, acaba de entrar a la universidad, está en el primer año de ingeniería. Su madre está muy orgullosa de él.

Pero el otro día llegó con la nariz rota.

Como mi esposa no me dijo que estaba pasando, fui a preguntarle a la vecina que vio todo. La vecina me dijo “no se debería enterar por mí, pero hace tres días que Abel anda buscando a su hijo para partirle la cara, porque Wendy, su hermana, está embarazada de él. Lo que dicen es que no quiso hacerse responsable y que le dijo unas cuantas groserías a la muchachita. Yo no le voy a negar que la niña es medio coqueta, pero no hay quien dude que ese niño es de Gerardo.”

Cuando llegué a casa, mi esposa me dijo: “Ya tienen como tres meses con eso, pero a mí no me consta. Ni siquiera son novios. Además, esa niña no es de fiar. Mejor ya déjalo en paz”. No sabía que era lo más impresionante para mí: la noticia del embarazo, o la actitud de mi esposa.

Estoy muy confundido, por una parte, pienso que ese bebé va a estar mejor con su mamá; aunque Wendy es muy jovencita, seguramente saldrá adelante. Por otro lado, no se me hace justo. Yo sé lo que es crecer sin un papá. Yo veía a mi mamá sola, sin que nadie la apoyara. Por eso decidí ser un mejor padre, por eso no quiero arruinarle la vida a mi hijo obligándolo a casarse. Si lo saco de estudiar nunca me lo perdonaría.

Hablé con Wendy: me dijo que efectivamente el bebé era de mi hijo y que sentía mucha pena de decírmelo. Las primeras palabras en salir de mi boca fueron “¿Pero qué paso? ¿Por qué no se cuidaron?” Wendy se molestó mucho y me dijo: “Yo sí quería cuidarme señor, pero su hijo me decía que no iba a pasar nada, que confiara en él, que él tenía más experiencia que yo. Usted siempre presume que su hijo es muy inteligente ¿no? Pues yo también pensaba lo mismo… y ahora mire”.

Me quedé callado porque ella tenía razón, yo mismo había escuchado a mi hijo decir cosas así cuando platicaba con sus primos. Alguna ocasión los escuché presumir sobre como convencían a las muchachas de hacerlo sin condón y lo decían con mucho orgullo “tú diles que las quieres, apapáchalas, diles que tú las vas a cuidar… que confíen en ti”. Jamás pensé en las consecuencias de eso, pensé que era un juego; ahora pienso que debí educarlo de otra manera. Me resisto a pensar qué ese fue su motivo para no cuidarse… ¿De verdad creen que tener sexo sin protección los hace más hombres?


¿Qué opina sobre este caso?

Andrés descubrió que su hijo va a tener un bebé y que no quiere hacerse cargo de él. Para Andrés fue doloroso escuchar eso porque el trató de ser un buen padre y darle una buena educación a su hijo. Además, como creció solamente con su madre, vivió como injusto que su padre no se hiciera cargo de las responsabilidades y le dejara toda la carga a ella. ¿Cuál es tu opinión sobre lo ocurrido?


Seleccione la respuesta que crea conveniente.

  1. No puede hacer nada porque así son los hombres, es su naturaleza, solamente les importa acostarse con las chicas y no les “duelen” sus hijas/os.
  2. Yo pienso que lo más importante para las hijas y los hijos es la madre, si el tipo no quiere estar, que no esté.
  3. El trató de darle una buena educación y estudios, pero se le olvidó darle valores.
  4. El trató de darle valores, pero la madre fue la que lo hizo así, porque lo consciente mucho.

A veces pensamos que hombres y mujeres nos comportamos de cierta manera porque está en nuestra naturaleza, sin embargo, la educación y la cultura en la que vivimos también tienen un peso importante. El género se refiere justamente a esta forma en cómo nos enseñan a ser hombres y mujeres. Podemos pensar que las mujeres tienen un instinto maternal y los hombres no, pero también podemos mirar a qué juegan las niñas y los niños: veremos que desde pequeñas enseñamos a las mujeres que deben ser madres y a los niños no les hablamos mucho sobre esto.

Independientemente de la capacidad de muchas mujeres de sacar a sus hijas e hijos adelante, existe una responsabilidad compartida: si ambos estuvieron involucrados ambos deben responder. Se trata de un derecho de las niñas y los niños a que sus padres cubran sus necesidades. Sin embargo, este tipo de situaciones requieren analizarse detalladamente antes de tomar una decisión, ya que existen padres o madres que no pueden ser parte de la crianza, debido a que representan un riesgo para sus hijas/os.

Efectivamente la educación de las y los adolescentes debe de ser integral. A veces pensamos más en la educación que se recibe en la escuela que la que recibe en casa, en la calle, o de los medios de comunicación. Los jóvenes pueden tener creencias erróneas, como que si se pelean a golpes demuestran su valor, o que si se niegan a tomar alcohol son unos cobardes. Hablar sobre la masculinidad y lo que significa “ser hombre” es parte importante de la educación de nuestros hijos varones.

Tanto hombres como mujeres contribuimos a la educación de nuestros hijos varones y podemos inculcarles pensamientos “machistas”. El sexismo no depende de nuestro sexo. En este caso Andrés era más sensible a la realidad de las madres que educan solas a sus hijas e hijos porque él lo vivió durante su infancia. Lo importante es recordar que el machismo de hombres y mujeres tiene el mismo efecto y que es algo que se puede desaprender, cambiando nuestras actitudes a través de la educación y de la sensibilización.


¿Cómo enfrentó Andrés la situación?


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Andrés decidió hablar con su hijo sobre lo que estaba sucediendo. Aún no saben cómo resolverán la situación, pero sintió que por primera vez hablaron de lo que sentían. Andrés nunca había llorado enfrente de su hijo, pero en esta ocasión no hizo caso a esa frase de “los hombres no lloran”.

Un poco molesto le dijo que “esa tontería de convencer a las chicas de no usar condón” no lo hacía más hombre, sino un irresponsable, así que lo pensara dos veces antes de hacerlo otra vez, porque además de todo él también se ponía en riesgo de adquirir una infección de transmisión sexual y le sugirió que se hiciera una revisión médica. Y que lo mismo les dijera a sus primos.

Habló de cómo había sido para él crecer “sin un padre” y que él hubiera querido ser un mejor ejemplo para él. Le dijo que lo que estaba pasando le dolía, pero que iba a darle tiempo de pensar las cosas, que debía considerar su responsabilidad en la crianza del bebé. Pero él sentía que como abuelo tenía que estar presente.


Algunos embarazos ocurren porque no se usan métodos anticonceptivos. Y algunos hombres deciden no usarlos por ideas estereotipadas respecto a su masculinidad y piensan que quienes “deben cuidarse son las mujeres”.


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Datos de interés
Embarazo y plan de vida

Embarazo y plan de vida

La manera en que se enfrenta la situación de embarazo, dependerá en gran medida de los intereses y el plan de vida que tenga el o la adolescente, las expectativas que hayan construido al respecto tanto la madre, el padre, y la familia en general, por ejemplo, la conclusión de una carrera profesional o técnica, llegar a tener un buen empleo, dominar un oficio, poseer un bien o inmueble.

Si la persona adolescente que se embaraza no cuenta con un proyecto de vida y únicamente ha recibido de su entorno familiar y social, ideas acerca de la maternidad como única vía de realización y de valoración social, entonces es muy posible que lo enfrente como algo inesperado, aunque de inicio no le represente mayor conflicto.

Al no contar con condiciones para poder estudiar y superarse a través del estudio, de una carrera técnica o profesional, su percepción del embarazo, aunque “sorpresiva” se ajustará a su visión de tener que ser madre y con ello, cumplir un papel importante en su comunidad. En cambio, una persona adolescente que estudia y que su entorno familiar y social le ha brindado condiciones para poder estudiar y desear entrar a la universidad y terminar una carrera, el embarazo sorpresivo y no planeado chocará con las ideas y deseos de superación.


Sabías que...
CDMX

La única entidad federativa que cuenta con interrupción legal del embarazo es la Ciudad de México

La única entidad federativa que cuenta con interrupción legal del embarazo es la Ciudad de México, y se práctica solamente en un periodo no mayor a 12 semanas de gestación.

Es importante solicitar información y asesoría a “Medicina a distancia” de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, teclee o marque el número 5132 0909 disponible las 24 horas del día, los 365 días del año.

Si provienen de otras entidades federativas se remite a los centros de salud de su entidad de manera gratuita. Mientras mayor información se tenga, mejor se podrá apoyar a la adolescente en sus decisiones.

Recuerde que se tomará la mejor decisión considerando de manera objetiva las necesidades del adolescente y la realidad familiar.



Reflexiones finales...

Una vez que el embarazo en adolescentes es una realidad, es necesario afrontar la situación en conjunto y con la información y apoyo necesarios para poder construir o reconstruir un proyecto de vida que responda a la nueva realidad.

Familia